Las pupilas no mienten

on | | 1 comentarios

“… Y entonces él me miró, y sus pupilas se clavaron en las mías como agujas de vudú; trayendo consigo la muerte y la mala suerte. Y las nubes vinieron de pronto invadiendo el espacio con su espesa presencia; el ambiente oscuro y pesado y su mirada alta, clavada, alzada… me estaba haciendo daño. El tiempo se dio la vuelta y pronto era niña de nuevo jugando con mis viejas muñecas cohibida por su presencia profunda, ya era vieja débil y fantasiosa expirando en un sucio lecho, sin pena ni gloria. Pero nunca era yo, la tierra se secaba a mis pies a medida que me mojaba la lluvia, que ya no se precipitaba a estrellarse contra mi cuerpo, cual reptil viperino que escala a la cima de una montaña, hasta ser devuelta a la densa nube que ruge sobre mis hombros. Y él me sigue mirando. Todo es extraño. Todo está desierto, nadie existe salvo su mirada, que se separa de su ser y me persigue mientras corro atravesando la soledad inanimada de las calles. Y él me mira, aún, escondido en cada rincón desierto, cada refugio oscuro, cada lugar que guarde un hueco aunque ese cobijo que halle esté en mi propia mente, en mi cuerpo, quizá habita en el fondo de mi alma…. Tal vez ya no exista. No puedo verle, ni él a mí; pero me mira. He andado demasiado tiempo, demasiado lejos, demasiado oscuro… sigo sintiendo que me mira. Y si no lo hace, me recuerda en su mente y es en la mía como si estuviera pasando. Tal poder tienen sus pupilas.
Tápate los ojos pronto, niño, tápatelos que me das miedo. ¿Es posible que un mirar se clave más que un cuchillo? Han pasado muchos años y noto que me sigue mirando. Sus ojos, de color indescriptible, me han llevado a la locura, desde la que escribo: lo peor se esconde tras sus párpados infinitos.”

Un mal día

on | | 2 comentarios

Recuerdo hoy con nitidez una tarde (o una mañana, quién sabe) de mi infancia. Estaba saltando sobre la cama de mis padres mientras me miraba en el espejo redondo sobre la peinadora de mi madre.No tenía más de cinco años, y era feliz. Mi madre me gritaba que me estuviese quieta, pero no podía oírla con mi propia risa. De pronto perdí el control y caí de bruces al suelo. Mi madre se me acercó y con un tono calmado me dijo "te ha castigado Dios". Desde entonces no dejo de pensar que Dios odia que nos sintamos vivos, aunque ese no era el mensaje original de mi madre, evidentemente.Cada vez que experimento ese tipo de felicidad fácil y casi absurda, pasa algo de pronto que me sume en la más profunda miseria. Sin duda Dios intenta atarme a ese estado de ánimo.
Más tarde vinieron las clases de religión y la catequesis, y de verdad llegué a sentirme culpable por divertirme o pensar en mí misma de vez en cuando. Todo en lo que había basado mi existencia hasta entonces parecía ser pecado, así que resumí mi vida a una serie de aburridas tareas propias de la niña de bien que era.Aún hoy repito a diario muchas de esas tareas con la inercia propia de años de práctica, la mayor parte del tiempo ni siquiera me doy cuenta. Por eso no sé decir que no o provocar una discusión, por eso hasta el más profundo desagrado por alguien lo escondo tras una sonrisa. Odio esa parte de mí misma.Es una clase distinta de cobardía que prefiere sacrificarse a uno mismo en lugar del otro, como si el prójimo tuviera más derecho a vivir que yo.
Pero años después profundicé un poco más en el papel de la religión en la sociedad y me di cuenta de que tras ese Dios no había más que hombres. Entonces descubrí el engaño en el que había vivido tantos años, y que resumían mi existencia a lo que yo hiciera de ella. En aquel momento un millón de posibilidades se abrieron ante mis ojos:el fascinante mundo de la autoexploración de mi alma, la unión con la naturaleza, la comprensión del prójimo como igual (nunca superior ni inferior, sin dejar que ello influya en mi amor propio o mi autoestima)... Todo eso sonaba genial en mi cabeza. Y con todos esos parajillos en mi cabeza me fui al único lugar donde poner alas a mis ansias de conocimiento: la Universidad.
En mi último año de carrera vuelvo a llevarme la misma desilusión que cuando descubrí que ser cura era un oficio y se cobraba por ello. Escuchad esto y recordadlo porque es la verdad más grande que jamás os dirá nadie: NINGUNO SOIS DUEÑOS NI DE VUESTROS PROPIOS PENSAMIENTOS. La mayoría de las cosas que sabemos o pensamos ya las dijo o pensó otro antes, nuestra originalidad no es más que una pequeña variante en una idea ya existente, posiblemente preexistente aunque nunca viera la luz del día.Los estudios no son más que un adiestramiento para la mecánica vida moderna (el Plan Bolonia es una prueba fehaciente de esto, y no me jodan los que están a favor con sus ventajas: lo estoy viviendo y es una mierda. Al menos en mi carrera quedan asignaturas para el análisis y la reflexión, aunque no sobrevivirán al nuevo plan). A nadie le importa un carajo si tienes ideas buenas o innovadoras: todo lo que hagas siempre se medirá en función del dinero que produzca. Sólo envidio de los ricos la cantidad de tiempo libre que tienen para ser quienes quieran, y se pasan la mayoría de éste contando sus billetes y regocijándose en las ventajas que éste les da. Una vida insípida para formas de vida simples.
No sois más que un número, una minucia, una repetición cíclica constante y desapercibida en el enorme caos del universo.
Aún así, estamos vivos. Originales o no nuestros pensamientos, deseos y gustos son lo único sobre lo que realmente decidimos, y la mayoría de las veces es la presión social la que habla por nosotros. Haced lo único que es gratis: sed vosotros mismos. Y ya que nada es nuestro, no tenemos nada que perder.
Tras este largo discurso que mucho tacharán de cínico(de qué tiene que quejarse una chica joven que vive en la parte rica del mundo)dejo constancia de toda la mierda que se guarda en el fondo de mi alma producida por el roce con el mundo y con mis queridos coetáneos a los trato con la punta del pie cada vez que se alinean los planetas. Ya más tranquila, aunque no menos miserable, me voy a prepararme un examen, porque según mis profesores no debería gastar un segundo de mi vida en nada que no fuera prepararme sus clases o estudiar algo relacionado con sus asignaturas (eso de vivir, hablar con la gente o pensar en algo que no haya escrito un gran autor de un país civilizado queda lejos de su definición de "cultura" por lo visto).
Un saludo a todos y perdón por robaros minutos de existencia con algo tan trivial como una reflexión que no lleva a ninguna parte.
Imagen: Johathan Waller

Paranormal Activity

on | | 7 comentarios

A estas alturas de mi vida ya debería saber que las cosas que compramos NUNCA son tan buenas como dicen en el anuncio. Pero soy tan inocente y me gusta tanto engañarme a mí misma que todavía me sigo haciendo ilusiones con todo. Bien, lo diré en alto una vez más para terminar de convencerme a mí misma: los trailers y la publicidad te crean unas expectativas de las pelis que nunca llegan a cumplir.
Aunque no debemos ser demasiado críticos con este asunto: la culpa no es de la peli, es de la publicidad.¿De verdad hace falta recordarnos el estreno de una peli tantísimas veces? ¿Puede ninguna obra de las que llenas los carteles publicitarios de nuestras ciudades realemente merecer tales atenciones?
Otra vez más, no estamos ante la peli del siglo, pero no podemos culparlos por haberlo intentado. De todas formas obtendrán su recompensa por habernos engañado: una gigantesca recaudación. No cabía un alma en la sala.
Dejando a un lado que NO es la pelicula más terrorífica del año, tampoco es como para arrepentirse de haber ido a verla. Como todas las peli-documentales, requieren un poco de paciencia al principio mientras el director consigue meterte en la historia. Por desgracia, la paciencia no es lo que más destaque del público sevillano (risas, charloteo y canorreo variado en los primeros minutos es inevitable en esta ciudad). Después de eso, la historia se mueve muy lentamente hacia un único punto cuyo fin es el efecto maravilloso final de esta película. Sólo por ver esa escena merece la pena todo lo demás.
Me sorprendió de esta peli el cambio de ritmo tan brusco a mitad de la acción que me descolocó, aunque algún que otro momento estaba demasiado claro que algo iba a pasar. Aunque eso también era parte del efecto: sabes que pasará algo pero no el momento exacto en el que sucederá, ni qué será. Al contrario que otras pelis de miedo basada en gritos y apariciones previsibles dividida en varios puntos claves que dejan de tener gracia después del primero, ésta pone toda su energía en crear una actitud en el espectador para que el único gran golpe final tenga el efecto deseado, y lo consigue. Miedo psicológico del bueno, aunque un poco efímero en mi caso (sin pesadillas siquiera). Aunque no sé si el efecto memoria de mi subconsciente me jugará alguna mala pasada en el futuro y me sorprenderé la semana que viene oyendo la nada en plena madrugada.
Nota para sonámbulos: como una de los vuestros, empecé a plantearme mi propio comportamiento cuando duermo al ver una de las escenas. Muchas veces me he despertado y estaba de pie en medio de la habitación, ¿por cuánto tiempo estuve así? Os aconsejo verla si queréis preguntaros lo mismo.

Noches largas

on | | 0 comentarios

Tumbada en mi dulce camastro
Y de mil sombras tristes bañada
Oigo una voz quebrada
Pasando a través de la ventana;
Es la voz de las noches largas
Que parece que nunca acaban.

Las noches largas me cuentan
Que me llama la nostalgia,
Que el miedo se cansó de mí,
En las noches largas descubro
Si temo a la muerte
O al fusil.

En el letargo de una noche
Sin fin
Los fantasmas que aún siguen vivos
Vienen a morir,
Mueren con ellos esperanzas
O el miedo a morir.

A veces, en las noches largas,
Todo sale a relucir,
Y en otras todo se acalla
Entre las sombras disimulado,
Sombras que nunca se aclaran
Y ponen color y textura
A todas mis noches largas.

Son tan largas estas noches
Que aunque fuera luzca el día
En mi mente pesa sombría
La noche más larga de mi vida,
Y aunque mis ojos parece que ven,
Estoy dormida.

Y salgo a la calle y camino.
Entre luces inexistentes,
Sombras mentales y sueños
Todos ven correr mi sino,
Pero yo ya no veo nada,
Toda deslumbrada por
La luz inexistente de
Mis noches largas.

Si de mis noches largas despertara
Y viera por vez primera
El sol,
Mi alma se asustaría,
Pues son las noches largas
Las que alimentan mi vida,
Mi pensar y palpitar,
Y es que en las noches cortas
No se puede ni pensar.

Luna Nueva: Crepúsculo for dummies

on | | 5 comentarios

Primero que nada, tengo que aconsejaros que no seáis tan masoquistas como yo y NUNCA vayáis a ver una peli de este tipo en la misma semana del estreno. Si lo hacéis, en cada pausa dramática o silencio de las dos horas del filme tendréis que escuchar la experta opinión de un/una adolescente que se ha leído cuatro libros en su vida (es decir, los cuatro de la saga de Stephanie Meyer) y que se cree gracioso (por supuesto no lo es).
En lo que a la película respecta, de repente su anterior preocupación por conseguir un reflejo fiel a lo que sucede en las páginas escritas por Meyer se ha visto desplazado por el hecho de que Edward apenas sale en este libro, y da la casualidad de que él es el que vende. Así, la personalidad del carismático hombre lobo Jacob se desvanece en los recuerdos de Edward. Unos recuerdos mucho más frequentes y visuales que en el libro, a veces demasiado largos, que evitan que el espectador se olvide del trasfondo vampírico y se introduzca en lo que la segunda parte de la historia realmente es: una historia de lobos.
Así que esta mañana fui testigo con horror de cómo uno de mis personajes favoritos era desvirtuado y minguneado en favor de un cruel hombre perfecto. ¿Qué opinarán los fans del lobo de ésto? Todo su lado tierno y divertido, la seguridad que le transmite a Bella y la inevitable atracción que ella acaba sintiendo por él es sustituida por la ausencia del presente en toda la peli: mi antes favorito y ahora cansino Edward. Este segundo libro ofrecía un contrapunto a la perfección del vampiro: un hombre cálido, divertido, tontorrón y un poco estúpido con el que librar la tensión de ese amor tan grande y absurdo. Se trata de que la protagonista se libera un poco de esa figura perfecta e inflexible que es su amor una vez atrapada en la asfixiante sensación de su ausencia. Es liberación dentro del dolor, y desesperación final (el salto al vacío). Yo no he visto eso en la película.
He visto un paralelismo muy obvio entre Jacob y Edward, que de repente tienen la misma actitud hacia Bella (la adoran, quieren protegerla y la abandonan antes de hacerle daño). Pero no es así, Jacob no es una copia barata de Edward. La verdad es que eso me ha matado.
También me ha fastidiado la suposición de que todo el público es tonto (el paralelismo de la historia de Edward y Bella con Romeo y Julieta está demasiado explicado en la peli, así cómo las alusiones a la primera película).Explicaciones como que Jane grite antes de atacar a Edward "dolor" están fuera totalmente de lugar. No hace falta ni siquera para aquellos que no han leído el libro. Además, se comen muchas cosas de la manada de Jacob que son necesarias para construir los personajes y que el público simpatice con ellos. ¿Por qué las batallas de los vampiros duran más que la de los lobos si estos últimos son los protas de esta peli?
Lo que más rabia me da es que estos cambios se han hecho para vender más, porque es el vampiro el que vende (y eso que yo cuando leí los libors era totalmente "edwarista").
Por otra parte, para aquellos que no hayan leído el libro o les importe un carajo la importancia del papel de Jacob, es una peli muy entretenida aunque yo le habría metido más acción y menos "mariconeo". Además, el torso al aire de los lobos durante toda la peli la hacen más que amena. Se me pasó volando, todo muy bien hilado para dar el resultado que han querido (que es con lo que yo no estoy de acuerdo).
Así que cuando pase la fiebre y todos los adolescente sobrehormonados la hayan visto os animo a pasaros por el cine a verla y comprobar si supera vuestras expectativas (las mías por desgracia no las superó). De todas formas cuando salga en dvd la volveré a ver para ver si esta crítica negativa no es sólo fruto de mi cabreo con el pésimo público de esta saga.
PD: Si os gustan los vampiros de verdad, o sea, los que comen adolescentes en lugar de enamorarlas, tras La Ciudad de las Mentes se publicará de la misma forma Biografía de un Vampiro. Un saludo a todos!!

Pandorum: la caja que nunca debió abrirse

on | | 3 comentarios

Para aquellos que piensen que sólo hago críticas positivas, he aquí la muestra de que se equivocan. Pues he perdido un tiempo considerable de mi vida luchando por no quedarme dormida y preguntándome ¿cuándo coño empieza lo bueno? Mi único consuelo: que las entradas me salieron gratis (gracias, Adagreed).
Después de haberme pasado todo el camino de vuelta a casa y parte de la noche acostada bocarriba analizando la peli me pregunto: ¿cómo es posible cagarla con esa idea? Un espacio futurista, presagios nefastos para el planeta tierra, un viaje espacial de más de cien años... Un increíble sistema de hibernación para que la tripulación se releve cada X tiempo, una mutación genética en los cuerpos hibernados provocada por una enzima en la sangre (o eso creo, porque se explican como el culo)...¡¿Cómo cojones pueden coger todas esas cosas y hacer una enorme mierda?! Antonio Mercero dirigió un corto basado en algo tan sencillo como una cabina, ¡y le quedó genial! La falta de talento tan obscena y obstentosa que se demuestra en esta peli me horroziran más con cada minuto que lo pienso.
Está claro que han intentado darle un enfoque subjetivo, y de ahí la confusión en las escenas de los ataques, las dobles voces que no sabes de dónde salen, los buenos que de repente quieren cortarte la yugular... todo muy "artístico". Pero cuando confunden tantísimo al espectador, se supone que llega un momento en el que todo encaja, es perfecto y redondo y entonces todos asentimos con media sonrisa. Ese momento o bien pasa desapercibido en esta peli o es que ya estábamos todos dormidos para entonces.Para mí, ésa es la chispa de una película, y ésta no la tiene. No tiene alma ni mensaje. Es totalmente plana.Cuando ves las caras de la gente al salir del cine lo sabes, y no vi a nadie ni siquiera entusiasmado con lo que acababa de ver.
Ni siquiera consigue transmitir la sensación de agobio derivada de estar atrapado en medio del espacio en una nave llena de bichos carnívoros. Esto que digo es muy serio: se ve un grupo de humanos siendo perseguidos por monstruos antropófagos casi todo el tiempo, y ni siquera han conseguido hacerme saltar de mi butaca una sola vez.
Las persecuciones eran absurdas, los ataques predecibles y en ningún momento había tensión real. Miraba a la pantalla y sólo veía dólares y dólares siendo malgastados en unos efectos especiales que dejan frío al espectador, porque no hay una historia o un suspense lo suficientemente consistente detrás para sustentarlo.
En definitiva, no vayías a verla si apreciáis vuestro tiempo.
Spoiler!! Lo que más me molesta es el supuesto "homenaje" a El planeta de los simios, me parece una falta de respeto absoluta.

Melting pot

on | | 0 comentarios

La historia de los estados Unidos de América nos habla de nuestra propia crueldad. Después de haber estudiado su historia a fondo, me sorprende ver a medio planeta venerando una cultura consumista nacida del exterminio de otra mucho más arraigada a la tierra en la que vivía. Llena de sueños y de promesas sólo respetados sin son los de la mayoría: cualquier anhelo fuera de la superficialidad de una existencia sin preocuparte de qué pasa fuera de tu pequeña burbuja de cristal no tiene cabida en la tierra de las oportunidades. No al menos en la Gran Manzana.
Miro sus calles llenas de tiendas y veo planeta morir sin que si quiera nos molestemos en mirarlo. Las luces de Times Square, encendidas día y noche, extraen sin piedad todos los recursos de la madre Tierra y deslumbran a los viandantes, incapaces de darse cuenta. Miro a los animales encerrados en el zoo del Bronx y veo a esos europeos explotando la tierra ajena y llenándola de extrañas criaturas. Cazando búfalos para evitar a los nativos que se alimenten.
Veo la Estatua de la Libertad y desde ella me sonríe un Sueño Americano inalcanzable, una felicidad edulcorada que empieza a empalagar. Visito la Zona Cero, y tres mil espíritus mudos no me cuentan ninguna historia desde sus fotos sonrientes. El agujero del desastre se oculta tras altas vallas sobre las cuales ondea la bandera y los proyectos de futuro, y su lado la iglesia de St Paul se ríe de la desgracia sonriendo a su suerte. A nadie le pareció irónico que se salvase, excepto a mí.
Nueva York es ruidosa, frenética y desconcertante.
Menos mal que me quedé lo suficiente como para conocer a su gente. Un pueblo que realmente cree en la esperanza a pesar de haberla visto en pocas ocasiones. Que ha demostrado que es posible hacer las cosas a lo grande, y que a pesar de lo que pueda parecer es extremadamente tolerante y amable con los extranjeros. Al fin y al cabo, todos somos extranjeros en el mundo. "Todos venimos del mismo bote", me dijo un hombre mayor por las calles de Harlem en una ocasión. Somos hermanos.
Nueva York está hecha de trocitos de mundo, y a pesar de ser el centro de éste, cuando estás allí te sientes en la periferia. Estás en todas partes, y en el centro de todas de una sola vez. Te hace sentirte pequeño y grande al mismo tiempo. No eres más que un turista perdido entre sus calles, sin embargo, de entre todo ese lío siempre hay alguien dispuesto a salir a ayudarte (si no fuera por eso todavía estaría dando vueltas por el metro).
Desde mi casa siempre he pensado, "¿quién coño se creen que son los americanos, los amos del mundo o qué?", pero una vez allí sólo podía repetir "¡qué altivos somos los europeos!". ¿Cuánta gente se ha parado en Sevilla a ayudarme a buscar una calle sin que se lo pidiera, y lo ha hecho mirándome a los ojos?
Por supuesto, no estoy ciega y veo sus defectos claramente, como veo los míos ("we are beautiful, and ugly too"), pero ya no me esconddo en una barrera de prejuicios al menos.
Desde luego hay mucho que hacer en el mundo, y Nueva York en muchos sentidos representa todo lo malo que las personas conscienciadas con los problemas del planeta quieren exterminar. Pero le pese a quien le quese, el "melting pot" de culturas del que la lieratura americana habla, no es sino una humeante taza de plástico del Starbucks en una mano de cualquier color bajo las calles de la Gran Manzana.



Rec2: No apta para mentes cerradas

on | | 6 comentarios


Había oído malas críticas de la nueva entrega de Rec2, los menos atrevidos la calificaban de normalita, por lo que verla me ha sorprendido doblemente. He de decir de antemano, y no sé si lo habré dicho ya antes, que no soy partidaria de las secuelas (y menos cuando son ilimitadas, como acostumbran ser ahora).
En Rec2 no sólo he encontrado lo que esperaba, sino que ha superado esas expectativas y me ha impresionado.Por unos instantes no he sabido qué pensar, y me he reído a carcajadas. Lo que más me ha gustado, ese "aaah" congruente del final, señal de que todas las piezas encajan.
Fui al cine convencida de que la poca aceptación que había visto por parte de algunas personas era porque la película ofrecía lo que puede prometer una saga de zombies,y nada más. Jamás me hubiera imaginado que lo que había molestado a estos espectadores fuera nada más ni nada menos que la originalidad.Lo que yo esperaba ver y que he visto ha sido más sangre, más muertos, más situaciones agobiantes y la deseperación más cruda y asfixiante. Lo que no me esperaba y que más me ha sorprendido ha sido el guión. Dos temas tan diferentes juntos es una revolución dentro del género, y sólo puede encantarte o producirte un horror indescriptible. Siento deciros que estoy en el primer grupo.
Algunos "fans del cine z" no han aceptado esta peli, pero creo que es porque les gusta tanto el patrón tradicional del cine de zombies, lo han visto tantas veces repetido, que sólo van al cine a ver lo mismo de siempre con otra caracterización. Yo para eso me pongo la misma peli mil veces. Hoy dia escasean bastante las ideas originales, y ésta, aunque arriesgada para un público como el nuestro, se agradece.Y si es de la casa mejor. Ha sido una bocanada de aire fresco en medio de un vertedero de guiones arquetipo.
Lo que no entiendo (bueno, en realidad sí) es cómo una peli como ésta se está proyectando impunemente en las salas de toda España mientras la esperada SawVI coge polvo en un almacén, secuestrada por la dura mano de la censura. ¿Tendrá algo que ver con la promoción que el Ministerio de Cultura intenta darle al cine español? ¿Habría sido calificada de cine X si no hubiera coincidido con Rec2 (realizada con la colaboración de TVE) en la semana del estreno? Supongo que mañana se resolverán nuestras dudas con el comunicado que Buena Vista ha prometido enviar a los medios para informar del estado de las copias y sobre su distribución. De todas formas, hasta dentro de mínimo un mes no creo que nos den la oportunidad de verla, ni siquera en cines X (tiempo suficiente para que Rec2 haga su justa recaudación).
Bueno, una vez más os invito al cine, para que veáis esta película española (que no españolada) y habrá que ser pacientes con el asunto de SawVI, aunque reconozco que tardará en pasárseme la indignación. Si hace falta me pienso plantar en el cine porno más cercano (¿el de Sevilla está cerrado?, me han dicho)para poder pasarme la censura por el arco del triunfo, el mismo sitio por el que el Ministerio de Cultura se para la integridad.
PD: Le he visto un fallo al guión analizándola, pero para decirlo tengo que contaros el final. Se trata de un "detalle" al enlazar la peli antigua con la nueva, los dos finales. Este fallo denota que el guión se escribió de manera simple, y luego se amplió al ver el éxito de la primera película. A ver quién se da cuenta también.

(Sin título)

on | | 1 comentarios
“Stupid things made at stupid times”
summarizes pretty well my life.
Silly gestures uttered on a mistiming eye,
good definition of mine.

Call me stupid, then,
and you’ll completely get the point.
Call me wise, and
frustrated my surname.
I was myself all the time
-too much if you prefer-
in my defense can only said.

Nobody can see me
while I hold and stay,
but the moment I’m gone
my shadow grows
and remains my name.
Nothing but empty,
stupid, dark air-
Mrs Cellophane.

Muerte de una anciana

on | | 2 comentarios
Cuando en este valle de luz y color presto me vi establecida, pensé que ya Dios me había acogido en su seno. La paz era absoluta. Tanto era así que el aire no corría suavemente moviendo de forma leve la copa de los altos pinos, los cantos de los pájaros no llegaban a mis oídos y el agua del riachuelo que andaba por mi vereda iba serena y cristalina, como si fuera lentamente empujada por otra voluntad. Parecía que hubieran encerrado un mundo dentro de una habitación, gran escenario donde se representaba mi muerte. Un extraño impulso me llevó a cerrar los ojos, y entonces sentí las suaves sábanas de la cama, leves suspiros de Dios, trozos de nube alisados, acariciándome las piernas. Y esto fue acompañado por un suave ronroneo amortiguado por el sonido de una respiración artificial, insignificante y efímera señal de que mi compañero de habitación seguía con vida. Aspiré lo más profundamente que mis débiles pulmones eran capaces de permitirme, y a mi ser llegó la enorme sensación de la desgracia, el olor de la enfermedad; una mezcla de limpieza, hacinamiento y comida hecha al por mayor. En mis terminaciones nerviosas algo se movió violentamente, y en un gran impulso de éxtasis abrir de para en par mis párpados, pues no esperaría hasta que la sensación me comiera.
Y de nuevo aquella paz tan artificial, como si Dios jugara a ponerme en un ambiente falso a ver si lo descubría. Quizás se hallaba escondido tras algún árbol de plástico. Comencé a caminar por el verde prado carente de insectos o señal de vida alguna salvo su propia existencia. Crucé el riachuelo con lentitud sin siquiera notar como el agua mojaba mi piel, tal vez era yo el holograma dentro de una realidad verdadera. Entonces,¿quién era yo?
Tal azul y cercano se mostraba el horizonte que extendí el brazo convencida de que tocaría con la punta de los dedos un cielo de cartón piedra colocado para hacerme ver la ilusión de que estaba en verdad allí. Pero mis yemas se chocaron sólo con el denso aire que nada se movía y nada escondía tras él.
Decepcionada, volví a cerrar mis ojos, y de nuevo las sábanas abrigaban mi cuerpo. Estando así no podía moverme ni hablar, sólo mis párpados era capaz de controlar voluntariamente. Este lugar sí que debía ser un sueño.
Un pitido constante empezó a golpearme el tímpano; el intervalo de pausa se encogió y pronto sentí bullicio a mi alrededor. Y un frío metal se subió a mi pecho, tan frío que me helaba el corazón y me lo partía como un rayo parte un árbol. Debía abrir los ojos. Quería librarme de aquel relámpago de hielo, y de ese chirriante sonido que ya ninguna pausa hacía. Y por fin abrí los ojos: sin nubes, pájaros ni viento, y sin dolor en el pecho, aquel cuadrilátero inmenso en el que Dios pretendía engañarme vacío de todo se hallaba, carente hasta de espacio donde meterme. Volví a cerrar los ojos, pero ya no recuerdo lo sucedido…

Respuestas invisibles

on | | 0 comentarios
Silencio es la respuesta

a todas mis preguntas,

desde siempre.

No sé por qué me sorprende

o por qué me duele

esta vez.

No sé qué fin tiene

-qué objetivo o empresa-

más que hacerme ver

que la vida es una pregunta

de respuesta inequívoca:

MUERTE/PERECER.

El tiempo,

demócrata impasible,

reparte a todos por igual:

mortaja y olvido-

nada más.

Yo me desenvuelvo

en un vaivén

anárquico y tormentoso

de dudas eternas,

y soy además estúpida

e intento darle la vuelta,

y robar grano a grano

este mezquino reloj de arena:

escuchar atenta y

del frío muro silencioso

arañar respuestas.

Ya desprendidas las uñas

me deshago en gotas de sangre

sobre una oscuridad sólida y queda:

y la muerte que me contempla

toma otro color.

Y sigo arañando

aunque nada obtenga

-VIVIR ES DOLOR- .

La enfermedad vital

on | | 0 comentarios
La vida, pasa, se contagia, se confunde, se hace larga y dura, a veces demasiado corta; se retuerce ante su suerte y ante ella nos sorprendemos, nos extrañamos, nos buscamos al otro lado del espejo y jamás nos encontramos, no, no en una imagen.
Cerramos los ojos e imaginamos, pero no es suficiente, nunca es bastante cuando no sabes lo que buscas.
Extraña, corta, a veces prematura y otras insatisfactoria: la vida. Gastamos nuestro tiempo y esfuerzo en mejorarla, en hallarle en vano sentido, cuando su único objetivo es crearnos a nosotros mismos. ¿Dónde estamos?
Ocultos, casi custodiados por nuestra propia ignorancia; esperando ser alguien. De vez en cuando aparecemos en increíbles haces luminosos que parten en dos nuestra mente y nuestro sentido, pero entonces todo se hace demasiado complicado y nos abandonamos a nosotros mismos, y volvemos a estar perdidos.
Refugiados en trocitos de materia latente y gelatinosa, jugamos a escondernos, tanto, que ni nosotros sabemos encontrarnos, y en ocasiones necesitamos una mano amiga que nos saque de nuestro escondite y nos muestre ante nuestros asombrados ojos: ¡Soy yo, existo!.
Y entonces nos sentimos tan completos que nos dan ganas de morirnos. Mas luego descubres que queda este y aquel secreto de ti mismo que quizá nunca conozcas, porque eres infinito cambio y eternamente inacabado, y recobras aquella agobiante sensación de no saber quién eres tras este traje de piel y hueso.
Vivir es igual a buscarte a ti mismo y a la comprensión del mundo que es en ocasiones subjetivo, y no sé si en algún momento absoluto. Por lo cual deduzco que vivir es la dramática incertidumbre de no saber qué hacer con tu tiempo, si invertirlo en mundanas necesidades o lanzarte por interrogantes y realidades que te llevarán una vida solucionar, pero que nunca lograrás cerrar con certeza.
¿Se puede vivir humanamente sin la presión de no saber absolutamente nada a ciencia cierta? Sí. Otra cosa es: ¿estás dispuesto a renunciar a vivir humanamente sólo por quitarte un par de preocupaciones reales y centrarte hipócritamente en otras miles de ninguna trascendencia espiritual? El hombre olvida por qué es humano, no sabe conocerse a sí mismo y por tanto comprender a los demás; si todos olvidamos nuestro carácter humano, éste acabará por desaparecer, ¿y qué seremos entonces? Nadie habrá ya para pensar en ello.

Distrito 9

on | | 2 comentarios

Ayer me pasé por el cine después de un largo descanso, y me di cuenta de que la cartelera apesta. Estuve quince minutos esperando a unos amigos frente a los inmensos carteles, y tuve tiempo de reflexionar, de verdad, cómo asquea. Dos salas para una americanada absurda cuyo único reclamo son un par de nombres famosos y el mismo guión refrito una vez más para un público poco ambicioso e impresionable. La comediona romántica de "córtate las venas, novio calzonazos, si la hicieras más feliz no tendrías que acompañarla a estos sitios de mierda", y cómo no, la juvenil animada para ir enseñando a los pre-adolesntes qué clase de problemas superficiales se acercan a sus existencias. La infantil, como siempre, me llamó la atención, pero no lo suficiente esta vez (olía demasiado a un mezclijo de otras mil pelis infantiles anteriores, como siempre). Por supuesto hablo por hablar, no entré a ver ninguna de esas películas.
Por suerte entré a ver Distrito 9. Si os digo la verdad me echaba un poco para atrás la cantidad de publicidad que le estaban haciendo (ésa que suele "anunciar" que la peli va a ser un churro), pero leí sobre el guión en Fotogramas y me llamó bastante la atención. No os confundáis conmigo, no soy la típica cinéfila que se sabe el nombre de los directores y la trayectoria de los actores (es decir, una cinéfila de verdad)a mí sólo me interesan las historias. Colecciono historias a través de mi retina, nada más.
Pero bueno, tanto rollo para deciros que me gustó. La verdad es que esperaba más efectos especiales de estos que intentan sobrecoger visualemente para evitar la reflexión sobre el pésimo guión (caso de Transformers 2, por cierto). Sin embargo, lo que más me sobrecogió de esta película sobre alienígenas fue la humanidad que había en ella, y la falta de humanidad que una vez más demuestra el ser humano.Un caso parecido es la película Déjame entrar, que también os recomiendo. En el que una historia de ficción se transforma en algo más delante de tus ojos sin que apenas te des cuenta.
Llena de escenas escatológicas con mucha sangre y desmembramientos (tal como a mí me gusta) te cuenta una historia tan sencilla y cruel como cierta. Y lo peor de todo es que la incultura, intolerancia y falta de respeto que le dan marco son reales.
Una peli más que os aconsejo que vayáis a ver, porque cuenta una historia real a pesar de lo que pueda parecer.

PD: Pido perdón a los seguidores de La Ciudad de las Mentes (si realmente existís) por los retrasos en la publicación. He tenido un problema con mi conexión y he estado un tiempo incomunicada, pero prometo programar mañana hasta octubre para que leáis el desenlace sin interrupciones.

Agua

on | | 2 comentarios

Toda la materia se concentró y luego se expandió en un glorioso proceso de creación para dar como resultado el perfecto mecanismo de la vida. Y la base de ésta es el agua, líquido sencillo y discreto que ahora me cae encima sin previo aviso ni miramientos. Me llueve encima. Todo el tiempo.
La lluvia es sencilla. No tiene nada en qué pensar. No se hace ni se deshace, sólo fluye. Yo también quiero fluir.
Una gota de agua cuando llueve sólo cae, no tiene que pensar en nadie, ni en nada; ya sabe cómo va a caer y si no lo supiera le daría igual: sólo cae.
Después sólo fluye. Sigue la corriente del arroyo, o la acequia, o se sumerge en la tierra y se filtra a una corriente subterránea. Hay muchas corrientes pero sabe que cualquiera es correcta. ¿Qué corriente sigo yo?
Ya en la corriente todo es fácil, seguirla y punto. Las mías nunca son correctas, pero a la gota eso no le preocupa.
Llega a mar y espera. Simplemente forma parte del todo, encaja perfectamente. Justamente lo contrario que yo: ni puedo esperar que mi destino se cumpla por sí mismo, ni me siento parte activa de este sistema, ni quiero sentirme parte. ¿Será feliz una gota de agua? ¿Podrá ser absolutamente feliz un ser humano? La verdad es que no lo sé, y es normal porque no soy una gota de agua. Y seguro que la gota de agua nunca lo ha pensado.
A veces me levanto y me miro en el espejo y no veo nada, ¿serán mis ojos dos gotas de agua? A lo mejor si miro en otros ojos, o en otras dos gotas de agua, puedo verme reflejada. Y a lo mejor la otra persona se ve reflejada en mis ojos. Espero no confundirla, ni que me confunda. Creo firmemente en que eso es posible, estoy segura.

Resurrección

on | | 3 comentarios

Cuando Marina se despertó la rodeaba una inmensa nada, llena de vacío, falta de sustancia; y creyó que así estaba su alma. Flexionó un poco sus rodillas y marcó el arco de su espalda en exagerado gesto; desnuda, sobre el suelo, cerró los ojos en absurda esperanza de morir de hambre, pues el cansancio ya la mataba. Sentía ampliado el río de su sangre, que se agolpaba torpemente a la entrada de su corazón, atropellándose en un angustioso viaje hacia sí misma, aumentando el tormento de no caber en las venas. Sus rodillas cansadas se doblaban ante una fuerza extraña ajena a su voluntad, mientras su cabeza y sus glúteos sujetaban a duras penas ese frágil cuerpo dentro del mundo de los vivos. El arco de su espalda, apurado al máximo, recordaba a un puente por el que todos pasan sin pensar en su sufrimiento, puente que no sabe si sobrevivirá a la avalancha de mañana. Su sexo dolorido clamaba por la muerte del cuerpo, pues la dignidad ya había sido arrebatada una y mil veces por demonios terrestres, y rezaba la materia por ser acogida en el seno del señor, para que al menos una parte de ella descansara en lugar sagrado.
Ya su arco se cerró y las piernas cayeron exhaustas, y creyó expirar. Los ojos cerrados fuertemente esperaban por abrirse ante el Edén o en el peor de los casos ante las garras de Satán, para ver prolongarse su vida, infierno particular, en un infierno mayor que unía vida y muerte en una patética tragedia, que se resumía en su nombre: Marina. ¿Cuántas Marinas existen y cuántas se rindieron como yo?, pensó la moribunda en la pena de rendirse e irse indignamente, sin nada que recordar. Y alzó su arco, y sus caderas crujieron al verse de pie, y caminó hacia la puerta… y así Marina se salvó de la muerte del cuerpo y del espíritu en aquella macabra comunión. Marina, como otras tantas con nombres e historias memorables, pero que viven en la más absoluta miseria del anonimato; se levantó y anduvo, como Lázaro, pero con mayor valía.

Desagradecidos, insufribles

on | | 0 comentarios

La mediocridad asoma
Por entre las pestañas
De la soledad.
Peor que el miedo a la muerte:
Definición letal.
“Soy mediocre”,
Dices,
Y todos tus esfuerzos
Vuélvense ahora vanos,
Desagradecidos,
Insufribles.

Porque haces algo dándolo todo.
Pones tu corazón
En tarea ardua e inútil
De poder decir: “lo he hecho yo”,
Pero importa poco.

El tiempo le da fuerza y forma,
Tus miedos la alimentan,
Tus faltas la llenan.
Y cada lágrima frustrada
Que moja tu mejilla
Te recuerda la inalcanzable meta:
Destacar.
Finalmente mueres,
Sin pena ni gloria,
Como uno más;
Esperando que algún otro mediocre,
Aburrido de su vida,
Recoja una a una las pepitas-
Pequeñas huellas de lágrimas-
Nudos en la imperfecta soga,
Silencios en la imperfecta rima.
Y aunque tu vida fuese gris y sosa,
Cuando otros la miran en la distancia
Parece otra.

La mediocridad nos vence con el tiempo,
porque el tiempo todo lo vence,
Cualquier sufrimiento,
Y a cada cual da lo que se merece
(o lo que puede).

Nota de amor y de suicidio

on | | 4 comentarios
Amor no es sino quemazón en el pecho al respirar, dolor en las entrañas por el eterno suspiro de un quiero y no puedo. Veneno. Escozor al parpadeo y sangre donde antes hubo indiferencia y tranquilidad. Amor, que te oprime el alma y te asfixia la razón. Amor, que tanta vida te da que te sobra vida.
Quiero regalar esta constante sensación de felicidad extrema que ensombrece lo cotidiano, pero tú, musa conformista de sentimiento nulo, no sabes lo que es compartir. No sabes lo que es inhalar al unísono un mismo aire sofocante en un lecho deshecho, ni mirar sin ver a un idealizado compañero de aventuras. Tú y sólo tú has destrozado el amor entero, y has hecho que el cosquilleo que un día recorrió mi espinazo trate ahora de ahorcarme con el frío lazo de la desesperación.
Perdona que no me demore más en la descripción de esta agonía, pero este puño que tiembla sobre el papel ansía hacerlo ante la cuchilla que cortará en seco mis venas, y mi cruel destino.
Sólo tú y yo sabemos la verdad de nuestra historia. El cómo y el cuándo tu imagen empezó a quemar mis sueños, y tu voz a hablarme silenciosa desde dentro de mi ser. Tú y tus miradas furtivas, que me cazaban a cada rato quedándose con mis deseos como tesoro; y tus roces casuales, que me agujereaban la piel como un taladro abrasador y preciso. Tú y no yo, que me consumo de deseo de morir amando. Sólo tú, con quien me quedaría si no me hubiera castigado con el látigo de la indiferencia; aunque contigo habría muerto igual, pues tu tacto duele tanto como tu perfume.
Esta es la carta de amor con más amor que jamás se haya escrito, pero los sentimientos no son siempre comprendidos, y seguro que algún pervertido me toma por un maníaco.

Un buen día

on | | 4 comentarios

Luna sabía que hoy iba a ser un gran día. Confiaba en ello. Se agarraba a esa idea como a un clavo ardiendo en medio de un huracán. Al salir del edificio, tanteó por su profundo bolso en busca de un llavero metálico que al tacto le congeló los dedos y heló su expresión. Se liberó finalmente de sus pensamientos con un suspiro. Hoy iba a ser un gran día, no podía permitirse llorar.
Condujo con premeditada lentitud por la calle principal de la ciudad, mirando constantemente por la ventanilla. A su paso provocaba pitadas de enfado, y algún que otro conductor le adelantó con una maniobra peligrosa y profiriéndole insultos a través del cristal bajado. La niebla se había levantado por fin y el sol asomaba tímidamente a través de una densa nube, deshaciéndola. Ese es el poder del sol, siempre está ahí aunque no lo veas. Al menos hoy se había dejado ver para mirarla a los ojos. Eso era positivo. Sí, debía serlo.
Antes de llegar a casa, y aprovechando que tenía día libre en el trabajo, paró en el centro comercial. Aunque su intención era simplemente llenar la nevera, se dedicó a sí misma unos deliciosos minutos que empleó en pasar por todas las tiendas apetecibles: la chocolatería, la tienda de cosméticos, la de decoración, la librería… En la herbolistería se dio de bruces con una mujer mayor, cuyos ojos profundos parecían dos pozos oscuros que gritaban de desesperación por salir de ahí. Sus manos frágiles, su escaso pelo… incluso su suave perfume a muerte cercana la conmovió, haciendo que le temblaran hasta los huesos. Pero se prometió a sí misma que hoy no lloraría. Sería un día genial.
A la vuelta se pasó por la guardería y recogió dos horas antes de lo previsto a su hija de año y medio. Entrar en la sala donde se hallaba junto a un montón de bebés, rebosantes de vida y fluidos, le supuso también una gran prueba. Esos frutos de vientre hacía pocos meses habían empezado a respirar, y sin embargo ya podía oler en ellos el miedo a la muerte. Todos lloraban ante cualquier miserable dolor, y alzaban los brazos melancólicos por la añoranza del calor de los brazos maternos. No conocían nada del mundo y ya sabían bastante de la vida. Se deshizo de todas esas oscuras conclusiones con una sonrisa al despedirse de las cuidadoras de su bebé.
Al llegar a casa se topó de frente con su retrato de bodas. Hacía apenas cuatro años ella alzaba los labios en una sonrisa de sincera felicidad ante la cámara. Ahora no sabía qué expresión estaba poniendo hasta que no se veía reflejada en algún espejo, o hasta que no descifraba las reacciones de los demás.
Puso a su hija en su trono y se dispuso a preparar la comida favorita de su marido, que llegaría en una hora. Mientras cortaba las verduras miraba de reojo a su hermosa princesa: inteligente y despierta, bonita y delicada y a la vez fuerte, su temperamento sería flexible como un junco en el futuro, estaba segura. Cuando por fin terminó oyó el sonido de las llaves, que tras de sí traía una oleada de incontroladas emociones que se expandirían a lo largo de todos su ser el resto de la tarde.
Recuperó de golpe todas las viejas costumbres que había perdido: se quitó el reloj para dejar de controlar el tiempo. Volvió a mirar a su pareja con ojos conmovidos por encima de los platos y copas de la mesa. Aprovechaba cada oportunidad de tocarlo aunque fuera un leve roce al pasar a su vera. Volvió a besarle en público. También dejó de controlar su aspecto físico con cuadriculada constancia. Se expresó libremente sin miedo a atarse a los demás con un amor dependiente. No apartó sus ojos de los ojos que le hablaran un segundo, como queriendo guardar en su recuerdo el aspecto de cada milímetro de las retinas ajenas. No le dio miedo abrazar a destiempo, ni se despidió de sus amigos con un simple gesto. Le dijo a su madre “te quiero”, y rompió con el aire de sus pestañas el fino silencio de cristal que le separaba de su padre. No hizo ningún reproche aquel día eterno que prolongó cuanto pudo.
Pero la luna se desnudó en aquel cielo mostrándose opulenta y virginal, y Morfeo acunó a su hija en una nube caída. La observó durante horas mientras dormía. Sí, hoy había sido un día estupendo.
Ya en su lecho la esperaba la más dulce de las sonrisas y la más tierna de las miradas insinuantes. Reprimió una lágrima y se dispuso a decir adiós a lo que más quería en este mundo y el siguiente. Se perdió en sus brazos con la esperanza de no salir nunca de ellos, pero el destino cruel hizo que todo acabara. Sus labios se desprendieron para tener que finalmente mirarle a la cara. “Ha sido un día estupendo”, dijo él. Sin lugar a dudas, había sido fascinante. Más de lo que ella nunca pensó que sería su último día en la tierra: no dejaba lágrimas ni tristeza, sólo un feliz recuerdo.
Una vez dormido él, le susurró que no podía dormir y que se iba a dar un baño relajante. “Mañana tienes que levantarte temprano”, respondió medio soñando. “Te quiero”, fue su respuesta, y él asintió mientras buscaba a tientas su cara para darle un beso sonámbulo. Volvió a dormirse.
Tras escribir en un folio todo lo que sentía por su marido, por su hija, y su familia, sin olvidar amigos y enemigos, se dio cuenta de que tan pobre dialéctica nunca pasaría a la historia. Se rió al pensar en lo tonta que era al pensar en su trascendencia en el mundo. Todo lo que somos es por alguna razón. Somos efímeros, será por algo. Para qué luchar contra la corriente. “Sólo los peces vivos nadan contra corriente”, pensó tristemente.
Llenó la bañera e introdujo todo su ser en ella. Se tumbó y cerró los ojos mientras mantenía en su mano una cuchilla de afeitar. Suavemente se seccionó ambas muñecas en sentido vertical, y al dolor siguió la sangre. Ésta brotó de su ser sin ningún tipo de pausa: sabía que dentro de sí ella nunca fue indecisa. Blanco sobre rojo, vio el contraste entre la fría habitación que la guardaba, la vida que se le escapaba del rostro, y la incertidumbre que se cernía sobre ella. Bajó las manos y éstas quedaron sepultadas en un ataúd tibio, y vio como su vida se mezclaba con el agua diluyéndose poco a poco; así desaparecería su recuerdo de la mente de su hija, y del corazón de su marido. Todo su ser se derramó por fuera de los bordes de la realidad, sintiéndose ligera y espesa a la vez. Mientras esto ocurría ella recordaba las palabras que había oído a primera hora de la mañana: …”es cáncer de colon, el más rápido y peligroso…”, “…en estado avanzado…”, “…de seis a doce meses de vida…”, “…no podemos garantizarle qué calidad de vida tendría…”
Era curioso, ahora que era libre de llorar todo cuanto quisiera no le salían las lágrimas, ya que su angustia se escapaba lentamente en rubíes aguados. Luna pensó que había sido un buen día, y se quedó dormida.

Harry Potter y el príncipe mestizo

on | | 4 comentarios

A estas alturas ya todos habréis visto la sexta entrega de la saga de Harry Potter. Yo fui ayer a verla, y me gustaría dejaros mi humilde oponión sobre ella.
Primero que nada, como filóloga que soy (o seré en un año) tengo que manifestarme en contra de la pésima traducción del título. No sólo me parece absurdo el cambio que han hecho, sino que me parecía necesario mantener el título original. El hecho de que el antiguo dueño del libro era mestizo era una pieza clave en las conjeturas de Harry. Eso, y que su madre era muy buena en pociones (dato que se repite constantemente en el libro) han sido un poco ignorados, y al espectador que no ha leído el libro le puede pillar un poco desprevenido el final. Mi experiencia personal leyendo el libro fue de total sorpresa cuando descubrí la identidad del Príncipe Mestizo, aunque mi acompañante no lo había leído y pareció bastante sorprendido, la verdad.
Aparte de eso, lo único que no me gusta de la película es que pasan por alto la vida de Tom Riddle, por lo que el verdadero ser de del malo malísimo queda en la sombra, y el gran personaje que J.K. Rowling construye en sus libros queda totalmente bidimensional. No me parece justo.
Por lo demás, me pareció una autentica maravilla. Las escenas que más me gustaron del libro las encontré muy fielmente reproducidas en la película, y cada cambio significativo se compensó de alguna forma, quedando todo muy bien cuadrado y justificado. Lo que más me gusta es cómo plasma cada personaje sumido en su propio drama personal, lo cual me trajo la misma sensación que leyendo el libro.
Así que mi valoración final es muy positiva. El sexto es mi libro favorita y ya mi peli favorita también. No sé si alguno de vosotros piensa lo contrario. A quien no la haya visto, ¡que no pase un día más sin verla!

Zombie

on | | 1 comentarios
Concha abrió los ojos de pronto: sobresaltada, como si le hubiera faltado el aire. Se había quedado dormida, qué raro, sobre el suelo de la cocina. La compra a medio guardar, todas las puertas de los muebles abiertas; extraña la postura de sus rodillas.
Se estiró despacio mientras observaba la fina neblina templada que envolvía la habitación. Como si se hubiese dejado el grifo del agua caliente abierto. Podía oler la humedad, pero apenas la sentía. Sus muñecas crujieron, y el hueso de su rodilla se descolocó un segundo, pero volvió de nuevo a su lugar tras un profundo quejido. No le dolió, pero le preocupaba bastante la rigidez de sus articulaciones. Sin duda había dormido en una muy mala postura.
De pie en medio de una cocina casi vacía, sentía la ropa ajustarse a su cuerpo con voracidad, asfixiándola. Una extraña sensación de frío se había apoderado de su esqueleto, atacando con ensañamiento a las juntas; y éstas protestaban con chasquidos quedos. Dio un paso al frente y se derrumbó, acompañada de nuevo de la macabra canción de huesos chocantes. Sin atreverse a intentarlo de nuevo, reptó pasillo adelante en busca de su teléfono móvil. Éste yacía sobre la mesa del salón de cualquier forma, junto con las demás pertenencias de su bolso: abierto y boca bajo.
El pasillo parecía alargarse como la sombra de un ciprés en una tarde que expira. No sabía por qué Concha había pensado en esa metáfora, ni por qué le produjo un escalofrío. Cuando al fin alcanzó su objetivo, alzó la mano y tuvo que contenerse para no gritar. En la parte anterior de su brazo, la sangre se acumulaba bajo una piel blanca y fina. Parecía que iba a romperse en cualquier momento para dejar fluir el líquido. Tenía ambos brazos cubiertos de esas extrañas manchas, similares a un moratón pero, no sabría decir cómo, eran distintas. No eran palpitantes manchas dolorosas, sólo sangre. Cogió el teléfono con una mano temblorosa y marcó las teclas con dificultad. Entonces notó sus manos azules y sus uñas sucias, y se preguntó qué demonios le estaba pasando. Esperó impaciente unos minutos, pero no había señal. 112, lo había marcado, sin duda, y había presionado el botón verde. Repitió la operación y esperó. Pantalla en blanco por respuesta. Otra vez. 112. 061. 112. 061. 698547125. Nada.
Su marido debía haber llegado ya. Era extraño que tardara tanto, aunque en realidad no sabía muy bien en qué hora o día vivía. Temía no volver a verlo, no sabía por qué. Esperó asustada sobre el frío suelo del salón, inusualmente frío, helado. Y durante unos minutos (tal vez horas) hizo teorías sobre lo que le podría estar pasando. Tal vez era el virus ese nuevo del que tanto se oía hablar en la televisión, aunque no, eso era muy lejos de aquí. Jose seguía fuera, no sabía dónde. ¿Le habría pasado algo a él también? No quería ni pensarlo.
Tras una larga espera decidió intentar moverse de nuevo. Sus brazos se resistían a doblarse, y mucho menos querían mantener el peso de su tronco para que ella intentara levantarse. Otra vez el hueso de la rodilla fuera. Como los moratones, aquello no era realmente una herida, apenas lo sentía. Lo colocó con dificultad y pudo incorporarse; al menos esperaría sentada. De pronto algo brilló entre las cosas del bolso, que seguían fuera de él de forma desordenada: un espejo. Lo pensó varias veces hasta que decidió armarse de valor y abrirlo, para luego asomarse a una imagen surrealista. Al verse, una ola de pánico recorrió toda su espina dorsal, más curvada de lo normal.
Sus ojos estaban muy abiertos, y sus pupilas algo dilatadas; pero no había humanidad en ellos. Estaban como vacíos, como si miraran al fondo de un abismo en lugar de su propia imagen. Las ojeras eran de un tamaño desproporcionado, y el tono general del rostro tiraba más al azul que al blanco. No había un solo tono de rosa en su rostro, inmóvil y falto de espíritu. Estaba como hinchada. Sus pendientes de oro cortos estaban a punto de estallar por la presión. Toda llena de extrañas heridas y barro, arena húmeda por todas las cavidades que podía ver. Lo que más le asustó fue su pelo. Embarrado hasta las puntas, casi ni se apreciaba el castaño claro con reflejos rojos con el que se lo tiñó la semana anterior. Esta extraña visión de sí misma le hizo estremecer un segundo. Tras esto siguió el pánico y la urgente necesidad de volver a ser la de antes, de recuperarse de lo que fuera que le estaba atacando el organismo.
Más desesperada que nunca, reptó de nuevo por ese pasillo ya sin miedo, y se abrió paso hasta el cuarto de baño. Asomó su cuerpo al borde de la bañera, pero no fue capaz de meterse entera. Alargó la mano y se rompió una uña intentado darle a la llave para que el agua saliera. Ni siquiera sangró, aunque la uña cayó entera ante sus ojos. Lo ignoró como pudo y le dio al agua al fin. No sabría decir si era agua caliente o fría, sólo notaba la tempestad que azotaba sus huesos. Se colocó la alcachofa sobre la nuca, y vio correr agua marrón por su cara hasta la bañera, donde se hacinaba la arena, interminable. Agua, barro, humedad, asfixia… unas imágenes extrañas le vinieron a la mente. Una pala que se zarandeaba en el aire y dejaba caer arena negra sobre un cuerpo inmóvil. La vio desaparecer pero pronto reapareció, con más arena negra. Concha paró el agua de pronto –no sin esfuerzo-, consciente de que estaba teniendo una visión. Sintió la arena sobre sus párpados, pero aún le quedaban el resto de los sentidos. Oyó el murmullo del trabajo incansable de la pala, oculta por la complicidad de la noche. Sintió el frío de la tierra mojada, que la arropaba en un nicho improvisado que llegaba a destiempo a su vida. Olió la vida de la tierra donde iba a dejar la suya. Luchaba por hablar y la arena entraba, invasora impía, atacando a su sistema respiratorio.
De repente pensó en su marido, no sabía por qué. ¿Era eso? ¿Estaba teniendo una visión, en serio?, ¿como esos charlatanes de la tele? De pronto estaba segura de que su marido se hallaba enterrado en algún descampado lejano, por eso no había venido, por eso ella estaba así. ¿Cómo lo iba a encontrar en estas condiciones? ¿Qué había pasado: magia negra, una fuerte conexión, o de veras era un virus y se estaba muriendo?
Casi por accidente levantó su falda un poco y recordó más detalles. Una marca profunda de una aguja ancha clavada en su piel repetidas veces. Todo cobró sentido. Recordó haber visto a su marido inyectándole algo mientras dormía, demasiado profundamente. Recordó que era ella la que estaba muerta. Envenenada, o como parte de un extraño proyecto personal de él, qué más daba ya. Recordó la agonía del peso del barro sobre sí, y la falta de aire al penetrar éste por su nariz, oídos y boca. Recordó el esfuerzo que le supuso nadar hasta la superficie, y el desgarro que se produjo a sí misma al meterse los dedos hasta la garganta, para destapar el sello compacto que sellaba su laringe.
Había olvidado, sin embargo, cómo subió a la parte trasera del coche mientras él recogía el instrumental y revisaba la zona para no dejar huellas. La neblina húmeda lo envolvió todo las primeras horas, hasta hacía poco, realmente. Nunca pensó que el alto precio a pagar por el ascenso de su marido en el laboratorio incluiría su muerte, mucho menos su resurrección. Sólo sabía que estaba allí, viva o muerta, qué más daba, y todo tenía sentido. De pronto su estómago rugió al registrar su olfato un olor distinto a todos los que había sentido hasta ahora. Inspiró hondamente el sudor, el aliento y los fluidos de alguien conocido en las escaleras. Sus glándulas salivares comenzaron a trabajar al doble de velocidad, y sus entrañas se removieron, haciéndose eco del hambre la garganta con un sonido gutural. Escuchó unas llaves y el pulso de un corazón tranquilo. Volvió a colocarse la rodilla, que se había salido de su sitio una vez más por un movimiento brusco provocado por la excitación, y esperó pacientemente junto a la bañera. Tarde, pero su marido había venido a por ella.

¡Hola a todos!

on | | 2 comentarios
¿Qué tal?, soy Puli y os doy la bienvenida a mi espacio. Un lugar donde la escritura como catarsis se hace una realidad, y en el que comparto con todo el que esté interesado una parte de mis paranoias mentales. Por suerte para vosotros, a veces esas ensoñaciones y tonterías varias toman forma coherente y sale de ellas una historia.
Para abrir boca, un relato corto sobre zombis. Espero que os guste, y disfrutéis tanto leyéndolo como yo lo hice escribiéndolo.