Por qué la lucha en contra del lenguaje sexista es una mierda pinchada en un palo

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Hoy voy a escribir después de tanto tiempo, porque después de pasar tres semanas en mi país de origen no puedo más. Tengo que sacarme esto del pecho. No puedo más con la cara dura de los de arriba, la pasividad de los de abajo, y mucho menos con la condescendencia de los que han emigrado. ¿De qué os sentís tan listos y tan superiores? ¿Que os creéis que habéis inventado la rueda?

Pero bueno, yo estoy aquí para explicaros por qué la lucha contra el lenguaje sexista es una mierda pinchada en un palo. Y lo hago hoy aprovechando mi cabreo y por si se me olvida escribir este discurso el día de la mujer. Y es que simplemente no tiene sentido. No tiene sentido que en un país donde hay niños que sólo comen una vez al día se gaste dinero en subvenciones para cursos de tratamiento no sexista, que hayan invertido en una página para concienciar a la población que no deben decir "los hombres" sino "las personas", al mismo tiempo que se están recortando derechos de la mujer -hasta al punto de obligarla a ser madre- y se publican libros como Sé sumisa. Y es que voy a reventar de la hipocresía de este país, y del conformismo de las mujeres que han tenido la suerte de no sufrir la crisis demasiado, o que nunca han pasado por un embarazo no deseado, o a las que sus padres nunca les exigieron que se comportara como si sus hermanos varones fueran superiores a ellas. ¡Ya está bien!

Porque "el lenguaje no sexista", aparte de no existir porque está extrapolando en esa expresión cualidades humanas a algo que es inanimado, es una cortina de humo para que pensemos que están haciendo algo por la mujer. Y no tiene sentido. No tiene sentido que se diga "las niñas y los niños" mientras Mujeres, Hombres y Viceversa siga siendo el programa más visto por los adolescentes. No tiene sentido deformar la lengua y decir "las miembras" mientras los padres sigan negándose a comprarle una cocinita o una Barbie a su hijo, mientras toda la ropa de bebé sea rosa para las chicas, mientras en el McDonalds siga habiendo un juguete para niños y otro para niñas. Estáis malgastando nuestro dinero y nuestros esfuerzos en algo que no va a conseguir un cambio real para la mujer. Somos nosotras las que debemos exigir un cambio real, en lugar de aprovecharnos de las insignificantes ventajas de ser mujer en una sociedad patriarcal. Dejemos de entrar en las discotecas en las que las mujeres no pagan porque son carnaza para los hombres que sí pagan, dejemos de esperar que él pague la cuenta en el restaurante, abrámoles la puerta a ellos cuando pasen en lugar de esperar que nos la abran, dejemos de hacernos las sensibles cuando nos hablan mal para luego hacerles horribles ataques verbales a ellos con total impunidad, dejemos de usar la justicia para vengarnos de nuestros ex-maridos...

No nos engañemos a nosotras mismas: las mujeres que mueren cada año a manos de sus maridos no mueren porque yo no hago la distinción de género al hablar, sino por todas las estructuras sexistas que todos apoyamos cada día sin siquiera pensar en el significado de nuestros actos. Es muy fácil dibujar a la mujer de víctima, y sin duda en muchos aspectos lo somos, pero no podemos negar la realidad. Y la realidad es que también son las mujeres las encargadas de transmitir esa mentalidad machista; la realidad es que el hombre maltratador también es víctima de un sistema hombrista que le exige una serie de cualidades que a lo mejor él no tiene, y que le niega otras que quizá son parte de su verdadero ser. La realidad es que no existen "los buenos" y "los malos", sino que todos somos culpables y somos víctimas, y todos debemos trabajar si de verdad queremos salir de este agujero negro.

Y aunque esto no venga a cuento, creo la hipocresía con el tema de la mujer es un buen ejemplo de la mentalidad española en general, y estoy harta de ella. Pero por desgracia, yo no soy capaz de irme a otro país y rogar que por favor me presten su maravillosa cultura y olvidarme de que una vez fui española. Yo quiero quedarme y luchar, o luchar desde la distancia si me echan; porque no soy patriótica ni me gusta España especialmente pero sólo tengo una familia y la quiero, y resulta que el futuro de mi familia está en España. Y porque si todos los que pensamos diferente nos vamos y nos conformamos con el exilio voluntario, entonces España sí que será un país de conformistas y fascistas, porque todos los demás se habrán ido.

Y dicho esto, irónicamente, procedo a buscar un futuro fuera de las fronteras del país para el curso que viene. Pero que no se relajen los anti-abortistas (para vosotros tengo otro discurso en el cuerpo, ese me saldrá del coño no en mucho tiempo), ni los anti-educación-libre, ni los anti-cultura-accesible, porque antes de lo que se esperan estaré de vuelta, y en una mejor posición económica, y entonces sabrán quién es mi generación.