Oda a un amigo

on | | 2 comentarios

No hace tanto que te has ido,
Pero nada sigue igual.

Con tu muerte se paró dentro de mí
Un reloj de manecillas invisibles
-fijas, como tus brillantes pupilas-
Que con la misma inteligencia
Señalan la ausencia.


Igual que tus pupilas me observaban
Desnudando con sencillez reflectante
Una cruda y misteriosa realidad,
La manecilla señala
Lo irreparable de la acción.

Igual que tus larguísimas pestañas
-de chocolate e infinitas-
Abanicaban con salero
El aire y mis problemas-
De la misma forma me acaricia ahora
La tristeza.

Viejo, sucio, quemado por el sol
-como tu pelo-
Está mi ánimo.

Igual que tus uñas arañaban
El aire cuando te acariciaba,
Me desgarra las entrañas la nostalgia
Cuando menos me lo espero.

Tú que ya no lloras,
Ahora lo hago yo por ti.

Pero tampoco voy a llorar tanto,
Que en cuanto hago algo
Más de dos veces
Pierdes el interés.
“Tampoco es para tanto”,
Parecías decir desde tu rincón
Con el cuerpo dormido y
Los ojos atentos,
Si bien indiferentes.

Correré mejor,
Porque siempre me perseguías,
Y así conforme le doy
Vueltas al mundo
Te sentiré a mi lado.

Porque tú no sabías decir
Lo mucho que vales
Lo hago yo por ti-
Igual que te quitaba los yerbajos
Que te traías de tus excursiones
Arrastrando.

Porque la verdadera muerte
Es el olvido-
Serás eterno.
¿Cómo olvidar dónde empezó
El principio del fin?

Tu tumba ha sido la primera de muchas, y de otras tantas que vendrán. Cómo ha cambiado todo, Tarky. ¿Por qué no me dijiste que te llevarías mi inocencia contigo? Te habría prohibido que te marcharas.
Cada vez que veo tu foto, y te recuerdo tumbado a mis pies, recuerdo cómo era todo entonces. Había mucha más gente a mi alrededor de la que hay ahora, y los sueños parecían posibles. Me enseñaste tantas cosas… incluido que la vida es dura; y que a veces se gana y a veces se pierde. La mayoría de las veces se pierde, pero eso le da un valor especial a las victorias.

Growing up

on | | 0 comentarios
No sé dónde escuché eso de que crecer es traicionarse a uno mismo, y me reí. Ahora me doy cuenta de que en esa frase hay más verdad de la que pensé en un principio, aunque no por ello voy a rendirme.

Porque queramos o no, prosperar en cualquier sentido en la sociedad en la que vivimos es pasar por el aro; de una forma u otra. Empezará de una forma sutil, casi ni nos daremos cuenta. Un día tu madre te mirará y de dirá que ya eres mayorcita para hacer como que no te enteras de qué va la moda, y que si quieres tener un trabajo tienes que ir a la entrevista "vestida adecuadamente". Luego alguien se casará, y todos insistirán en que tienes que llamar a un peluquera para que se ocupe de tu pelo y subirte a unas agujas dolorosas para pasártelo bien. Más tarde tu prima, quizá tu hermana o un amigo, tendrá un niño, y todos te mirarán esperando ver cómo se te saltan las lágrimas empujadas por un creciente y repentino instinto maternal.

Pero eso sólo es la parte externa, eso es lo de menos. Igual que quieren que acepten que una mujer que acaba de salir de una relación larga debe guardar unos meses "de luto" antes de volver a salir con alguien (aunque su ex fuera un auténtico gilipollas), pretenden que esa misma mujer vea al banco tragarse sus ahorros en comisiones por unos servicios que nunca pidió. Pretenden que se quede quieta mientras se cometen injusticias contra los más desfavorecidos. Quieren que vuelva la vista mientras se cargan el futuro de esos hijos que ella piensa que nunca va a tener. Quieren que siga sonriendo con una "al mal tiempo, buena cara" mientra ve arder todo se futuro, y su presente comienza a perder sentido.

Crecer es traicionarse a uno mismo, pero se supone que se obtiene algo a cambio. ¿Qué nos dan a nosotros?, ¿los que nos tapamos los tatuajes para ir a una entrevista de trabajo malpagado que no nos van a dar porque no nos conoce ni Cristo? ¿Los que hacemos cola en el paro para que la nos atiende no sepa para qué sirve nuestra carrera? ¿Los que nos damos de hostias con nuestros compañeros por una beca, un billete de ida a otro país, y la promesa de que allí todo será mejor?

Tengo que decirlo, aunque nunca diga nada distinto: estoy desilusionada. Sé que no tengo motivos para quejarme, porque otros hay peor que yo; pero qué quieres que te diga, eso no me quita las ganitas de acostarme. Sé que soy buena, y que puedo llegar a donde quiera. Lo que me mata es la espera, la espera al momento oportuno para coger el tren adecuado y no equivocarme. Ya han pasado unos cuantos trenes, pero no eran los míos. No son suficientemente buenos. Mi pregunta es...

¿Pasará otro después de éste?

Es difícil no traicionarse a uno mismo, y lo puedo pagar caro. Pero jamás podría vivir sabiendo que no lo intenté.

Na, na, na, na, na, na...

on | | 0 comentarios


Preparando los ánimos para mi fiesta favorita, que para colmo de males no es española.

Sigo viva

on | | 0 comentarios
No sé cuánto he envejecido en estos últimos dos años. Me siento diez anos mayor de lo que soy. Ya ves, aún así seguiría siendo joven.

Estoy perfectamente conforme con el estado físico de mi cuerpo. No soy tan joven como para que me tomen por sopa con cualquier cosa, ni como para tener que pedir permiso. Tampoco soy tan vieja como para que no haya personas a las que pedir ayuda siempre. O que hagan las cosas por mí.

Soy lo suficientemente mayor como para que se esperen cosas de mí, pero no tanto como para que alguien me eche la bronca si me quedo parada sin hacer nada.

Por eso estoy aquí parada; la verdad es que siempre he sido un poco paradita. Tampoco es que me encuentre en el entrno más estimulante del mundo.

Sé que siempre me quejo y escribo de lo mismo, ya estaréis aburridos. Os jodéis. Éste es mi blog y aquí hago lo que me da la gana. Para vivir la presión de la masa urgiéndome a que haga algo que no quiero ya tengo la vida real. Estoy en mi casa y hago lo que me place. Y quiero quedarme de brazos cruzados.

Sí, así es. Voy a mirar pasar los días. Ni me voy a molestar en fingir que hago algo con mi vida. Es mi pequeña protesta silenciosa contra el conformismo de una sociedad masificada. Es como "tienes esta edad, y estos estudios; éstos deberían ser tus sueños". Estoy hasta el moño de que me pregunten qué estoy haciendo, más de una vez he estado tentada de soltarle a alguien un "me estoy tocando el coño a dos manos".

En fin, a lo mejor estoy exagerando. Es que me ha venido todo un poco de golpe. Y siempre he sido un poco una histérica (me lo dice hasta mi madre, y eso que yo para ella soy perfecta). La cuestión es que, que aunque no esté haciendo nada, no siento que esté perdiendo el tiempo.

Es cierto que no tengo un duro para nada, y que no sé si es lunes o viernes porque todos los días son lo puto mismo. Pero a veces está guay sentirse al margen de la sociedad. Me paso horas en estúpidos proyectos personales que nunca termino pero nadie me dice nada por no acabarlo. Como lo de aprender alemán (ligado al insistente sueño de irme allí a buscar trabajo), cortarle el pelo a mis perros, o hacer un inventario de todos mis libros y películas. O lo de adelgazar, eso siempre está en el aire.

Siempre estoy libre cuando alguien me llama para tomar algo, y aunque casi siempre me voy antes porque no tengo más dinero para estar sentada en un bar, todos flipan de lo libre e independiente que soy. También les hace gracia a mis amigos mis preocupaciones idiotas: como llevar siempre las gafas por el miedo absurdo a que me salgan arrugas si frunzo mucho el ceño, o mi obsesión con que todos los botes de todo el planeta estén correctamente cerrados.

Lo que ellos no saben es que a mí me hacen mucha gracia sus preocupaciones. Porque no entiendo por qué es un problema que tu novio no vaya contigo a una fiesta si estáis todo el día discutiendo, o porque nunca le he debido más de veinte euros al banco (tampoco he ganado nunca más de 60). Me parece increíble que alguien que tiene responsabilidades tales como criar a una criatura aún crean en que divertirse es emborracharse.

Lo que peor me hace sentir de todo esto, es que a veces deseo integrarme en esa aborágine de rituales sociales y despego personal. Lo único que hace que disfrute (al fin) de este tiempo para mí es que tengo en mis manos los papeles para integrarme en el nuevo sistema (si aceptan todas mis solicitudes en el despótico universo de la burocracia).

Esa es y será siempre la gran batalla de mi vida: mi integridad personal vs mi instinto de animal social. Yo contra el mundo, una y otra vez. y lo peor es que ya me sé el final.