Noche de San Juan

La luna brillaba, como cada noche pero más intensa. Estábamos todos: cada uno a solas con sus propios pensamientos, y juntos a la vez. Riendo, olvidando que quizá ese sueño no se cumpla.

Alzamos la vista, y soltamos otra broma. El globo se va alto, hasta que se confunde con la luna. Volvemos a casa, sin linternas, entre risas y llenos de despreocupación: ligeros ahora que no tenemos sueños.

Al llegar a casa, ya no recuerdo lo que escribí en aquel papel. Sin embargo, lo llevo escrito a fuego en el pecho.

Noche de San Juan 2013











Jugando a ser fotógrafa

on | | 0 comentarios
Después de la experiencia en Photoquivir, y sobre todo después de conocer el trabajo de Rebeca Saray a través del evento, me ha vuelto el amor a la fotografía. Y sobre todo al retoque, bueno, a la creación.

Lo más importante es que tengo más fe en mí misma y en mis capacidades, y que la gente que me acompaña me apoya mucho y aprecia mi trabajo, si bien está lejos de la perfección.

Estas semanas iré colgando lo que haga, al tiempo que me pongo al día con la historia de vampiros, que pronto llegará a su fin (y comenzará la edición y relectura de las dos primeras partes de la saga de los okoras).

Mil gracias a mis fieles modelos: mis primas Carmen y Belén, y a Nieves, que ya es parte de la familia, que aunque no sale en estas fotos seguro que la conocéis de otras anteriores. La semana que viene siguen las fotos, las historias, en fin, el verano y el tiempo para mí, que son los mayores tesoros.

¡Sed felices!

 

Te voy a contar un secreto

on | | 0 comentarios
Es curioso como a veces las cosas que más nos importan son las que menos tenemos en cuenta, en las que menos pensamos. Hoy, mientras cocinaba sola, me ha venido a la mente una de esas cosas, y por primera vez en mucho tiempo lo he entendido.

A veces, muy de cuando en cuando, me acuerdo de ti. No de tu cara, ni de tu forma de hablar, ni de lo que te gustaba y lo que no. Eso lo he olvidado, era muy pequeña. Siempre recuerdo lo mismo. El último día que recuerdo haberte visto. Es posible que te viera después de eso. Es más que probable que no sucediera así, y que ese recuerdo lo haya formado mi imaginación en base a historias que he ido escuchando.

Fui a verte al hospital, aunque a mi madre no le gustaba llevarme. Supongo que el final estaba muy cerca, por eso me llevaron. Recuerdo aquella caja mágica en la que mi hermana desaparecía como un truco de magia. Recuerdo un patio andaluz, y largos pasillos blancos. Recuerdo el silencio.

Yo te enseñé mi juguete. Era una de esas dentaduras a las que les das cuerda y anda. Tú sonreías, creo. No recuerdo bien tu cara. Fue un ratito muy corto, y luego nos fuimos. Después de todas las compras y demás, llegué a mi casa, y quise jugar de nuevo con la dentadura. Ahora me recordaba a ti, porque te había gustado mucho. Pero no funcionaba, la cuerda se atascó, no sé. Antes de averiguarlo perdí la paciencia y la golpeé con el puño. Y ya no volvió a funcionar.

No sé por qué, me sentí como si algo hubiera cambiado. Como si aquel golpe hubiera tenido la última palabra en una decisión muy importante de mi vida, y mi impaciencia hubiera empujado la balanza hacia el lado oscuro. Ya no te volví a ver. Creo. A lo mejor sí te vi pero no lo recuerdo.

Mamá vino después y arregló aquel juguete por mí. Iba un poco raro pero a ratos mordía como antes. Ya no era lo mismo. No era el mismo juguete, ni había diversión en aquello. Los niños somos raros.

Es curioso que sólo recuerde esto, si es que es un recuerdo. Lo más curioso es que siga llorando cuando me acuerdo de ti, aunque ya no sé cómo era tu cara sino por fotos, y no sé de que forma movías la boca y los ojos al hablar, si bien muchos dicen que yo lo hago de manera similar. Sé, por este llanto y este sentimiento de pena, que te quería mucho, y ya no puedo recordar más.

Supongo que la muerte es una tragedia mucho más compleja de lo que presumo. Si has dejado este hueco en mí, que sólo estuve contigo cinco años, ¿cómo le arde el pecho a aquellos que estuvieron contigo toda tu vida? Supongo que la incertidumbre de lo que no conocemos, o lo que no podemos hacer, también forma parte de nuestras vidas y de como somos. Por ello, y por esos cinco años llenos de amor que sólo mi alma recuerda, te doy las gracias, abuela.


De pie de nuevo

on | | 3 comentarios
Queridos lectores:

Sé que he estado un poco ausente, y os pido perdón por ello. La verdad es que este año ha sido muy bueno para mí profesional y/o académicamente, pero siento cómo el tiempo para hacer las cosas que realmente quiero se desvanece, y con él quién realmente soy. Lo ideal, como todos sabemos, es que pudiera vivir de lo que me gusta, pero ¿me atreveré a intentarlo?

En este año he conocido a mucha gente que me ha dicho que valgo, y que lo que hago es realmente especial. Yo sigo dudando, y temiendo. No se me escapa el hecho de que hay muchísima gente más que yo que se dedica a esto, y que lo hacen mejor. Aún así, hay muchos menos cualificados que yo que lo han logrado, ¿por qué no reclamar un hueco? ¿La verdad?: el fracaso me dolería más que la muerte. Si al final resulta que todo lo que soy no significa nada, ¿cuál será el sentido de mi mera existencia? Soy demasiado vanidosa para vivir con el peso de la mediocridad sobre mis hombros, pero también demasiado temeraria para obviar el hecho de que no me atreví. Arrepiéntete de las locuras que no cometiste.

Bueno, os suelto este rollo para disculparme por tener este sitio tan abandonado, y para aseguraros que estoy trabajando en varios proyectos que tarde o temprano verán la luz a través de este blog. Algún día tengo la esperanza de salir de esta urna de cristal y llegar a la vida de más personas, o tal vez sólo en mis sueños.

Mientras tanto, me gusta jugar a que sé hacer cosas. De nuevo me he salido de mi campo para intentar hacer arte visual, pero no me ha salido, lo siento. El sábado pasé el día en el evento Photoquivir 2013. Este fue un encuentro de mil fotógrafos profesionales y aficionados (y yo) en el que recibimos tres ponencias y tuvimos la oportunidad de practicar con modelos. Todo fue muy sevillano, y las modelos no eran precisamente de mi estilo. De todas formas, tengo que agradecer a este evento el haber recuperado las ganas de dedicar tiempo a mis formas de arte particulares, y sobre todo porque tuve el honor de conocer el trabajo de Rebeca Saray de su propia mano, y eso no es algo que pueda decir cualquiera.

Con este finde de fotos me han vuelto las ganas de divagar, de intentar atrapar las sombras del subconsciente en formas lumínicas, y por supuesto de desangrarme sobre el papel y crear mundos paralelos en lo que todo es como yo quiero. Vamos, que estoy retomando la escritura. En breve la segunda parte de El diario mental de Eve estará en el blog, y para antes de finales de año lo veréis en su versión final en PDF. Por cierto, mi proyecto zombies al fin está bien definido, y cuando me siento se escribe solo. ¡Voy a sentarme más a menudo!

Gracias por molestarte en leer esto. Ojalá alguna vez mis palabras o mis imágenes te hagan perderte en un sueño, porque eso es lo que pretendo.

Un abrazo