Agua

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Toda la materia se concentró y luego se expandió en un glorioso proceso de creación para dar como resultado el perfecto mecanismo de la vida. Y la base de ésta es el agua, líquido sencillo y discreto que ahora me cae encima sin previo aviso ni miramientos. Me llueve encima. Todo el tiempo.
La lluvia es sencilla. No tiene nada en qué pensar. No se hace ni se deshace, sólo fluye. Yo también quiero fluir.
Una gota de agua cuando llueve sólo cae, no tiene que pensar en nadie, ni en nada; ya sabe cómo va a caer y si no lo supiera le daría igual: sólo cae.
Después sólo fluye. Sigue la corriente del arroyo, o la acequia, o se sumerge en la tierra y se filtra a una corriente subterránea. Hay muchas corrientes pero sabe que cualquiera es correcta. ¿Qué corriente sigo yo?
Ya en la corriente todo es fácil, seguirla y punto. Las mías nunca son correctas, pero a la gota eso no le preocupa.
Llega a mar y espera. Simplemente forma parte del todo, encaja perfectamente. Justamente lo contrario que yo: ni puedo esperar que mi destino se cumpla por sí mismo, ni me siento parte activa de este sistema, ni quiero sentirme parte. ¿Será feliz una gota de agua? ¿Podrá ser absolutamente feliz un ser humano? La verdad es que no lo sé, y es normal porque no soy una gota de agua. Y seguro que la gota de agua nunca lo ha pensado.
A veces me levanto y me miro en el espejo y no veo nada, ¿serán mis ojos dos gotas de agua? A lo mejor si miro en otros ojos, o en otras dos gotas de agua, puedo verme reflejada. Y a lo mejor la otra persona se ve reflejada en mis ojos. Espero no confundirla, ni que me confunda. Creo firmemente en que eso es posible, estoy segura.

2 comentarios:

Enrique dijo...

Muchas gracias, Puli, por tu visita y tus palabras.

Volveré a pasar por tu ventana.

Un abrazo.

Puli dijo...

A ti por molestarte en asomarte a mi blog!! Saludos!!

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