Lo Imposible: perspectiva unilateral de una tragedia

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Sin duda este mes toca hablar de cine, y es que entre los Goya y los Oscars mi lista de pelis que ver ha aumentado bastante. Hoy voy a hacer un repaso de la mejor película del año en España: Lo Imposible. 

Lo cierto es que esta película, aunque me ha gustado bastante y me ha dejado pensando, tiene cosas que me molestan un poco. Hagamos primero una vista general de la trama: una familia súper típica de niños blanquitos y guapetones, súper unida, súper feliz y normal y corriente (según las palabras de la protagonista real) se ve inmersa en una de las mayores catástrofes naturales de la historia, y sobrevive. El relato es duro, los protagonistas lo pasan verdaderamente mal y la espectacular actuación de los actores principales trasmite perfectamente el sentimiento de angustia. 

 He estado leyendo e investigando sobre la historia real, y la película es bastante fiel. El director tenía una película en mente, que era la película de María Balón, y eso es exactamente lo que ha hecho. Ahora bien, mi pregunta es la siguiente: ¿es esa película en concreto la mejor de España en 2012? Permítanme discrepar, aunque de verdad me haya gustado la trama. 

Empezaré por la cuestión de la nacionalidad. María Balón especificó que no quería que se marcara de ningún modo la nacionalidad de la familia, para que la historia fuera totalmente neutral. Lo cierto es que esa familia podría ser española, o alemana o inglesa... La nacionalidad se oculta, pero no la clase social, inevitablemente asociada a una serie de países. El intento por hacer una película universal (aplicable a cualquier familia) le ha impedido hacer una película verdadera. Y es que lo cierto es que no cualquier tipo de familia se va a Tailandia de vacaciones por Navidad. La película, en un intento de ser políticamente correcta, omite las menciones de clase (aunque en teoría las clases no existen en el mundo moderno) y con ello restan profundidad al relato.

Sin duda, la familia blanca de clase media-alta está idealizada y estereotipada: con una unión por encima de los límites humanos, y un concepto moral hiper-fuerte que les lleva a ser las mejores personas que han pisado la faz de la tierra. Casi como si fueran los elegidos para sobrevivir por una razón. Por otro lado, los tailandeses no es que sean descritos como socialmente inferiores (de hecho se hace un reporte positivo de su bondad y disposición a ayudar), simplemente es que apenas salen. Vemos el horror que vive la familia, y lo que pasaron los turistas del hotel, pero el horror de un país desbordado por la tragedia, y la incapacidad de actuar ante tal horror sólo se ve como telón de fondo, como generalidad. Las historias personales (las que tocan al espectador) son protagonizadas por europeos.

Vemos un par de ejemplos menores del cinismo europeo, y hay una clara diferencia de clase socio-económica entre los turistas y los nativos del lugar, pero no se llega a la crítica. La cinta moraliza sobre valores un poco manidos como el civismo y la bondad en una serie de diálogos forzados y poco naturales, y luego se marchan a su casa en un avión privado para no volver a mirar atrás. Las injusticias globales que llevan a unos a morir ahogados sin entierro, y a otros a poder refugiarse en una parte del mundo segura no se explora; más bien se ignora.

Creo que lo que más me ha molestado es el enfoque centrado en la familia "estándar", y que no se explora ninguna otra vía de pensamiento. No sabemos qué fue de los niños que estaban con Lucas en el hospital, pero tampoco nos importa. Lucas voló a casa seguro, y pudo quitarse aquella horrible pegatina que lo identificaba como uno más de ellos. Porque esa familia no es una más, es la elegida. 

Sé que la intención del director no era dar esa imagen cínica y eurocentrista de la tragedia, pero por desgracia es lo que transmite; al menos lo que me transmitió a mí. A veces las buenas intenciones no son suficiente.

A pesar de todo, es una película que vale la pena ver, aunque sea por la impresionante escena del tsunami. Sobre todo si tienes uno de esos días tontos y te apetece llorar, porque se recrean constantemente en la desgracia personal de los protagonistas, un poco llamando a la lágrima fácil (como si el número de muertos de esa desgracia no fuera suficiente para echarse a llorar). 

Aunque no lo parezca, la peli me gustó mucho. Sólo que creo que le falta profundidad, ese "algo" que hace que me quede con la boca abierta al final. 

Esa es mi opinión, ¿estás de acuerdo?


Armchas

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Esto es otro intento de canción que escribí medio en broma medio en serio, pero que me gusta mucho y casi había olvidado.

In his bed of sorrow
-All painted in red-
The giant of this story
Cried, and then he said:
“I’m not evil,
Though I kill you,
My loving, dear Beth.
It’s not my fault,
-Or yours-
That I have axes instead.

No arms in my body,
No mercy in God’s grace”.

A man with no arms
Love cannot even hold,
His spirit so heavy
Under his feet deep down.

Voices, voices,
Talking to his members:
“You are not the one
To blame”
Whispers, whispers,
Enlarging his awareness:
“God is the one
Who cares”.

Embrace the suffering
Of being alone,
Let the blood be the bride
In the weeding
Of the doom.
All the joy, and grace
With your arms are gone.
Cut their fucking heads
In the eternal hug.

No one ever told him
About the power of love,
Only of envy, and blood
He will ever know.

He hates so much the world
That embraces it with axes.
Even loving himself
Carries expensive taxes.

Embrace the suffering
Of being alone,
Let the blood be the bride
In the weeding
Of the doom.
All the joy, and grace
With your arms are gone.
Cut their fucking heads
In the eternal hug.

Like a huge tower
With small support,
There was a sad giant
Breaking anything he saw.
“It is not my fault
-nor yours-

No arms in my body,
No mercy in God’s”.

Crashing

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Hay una parte dentro de mí
donde el mundo existe
pero yo no.

Mis dudas son aire
y mi ira éter.
Allí te veo y no te miro,
y te odio igual sin verte
que sin odiarte
y no me importa.

No me importa porque
me preocupa demasiado,
porque me asfixia
saber que no tengo control
y lo tengo y no lo quiero
y lo deseo
y lo suelto todo.

Lo dejo caer y temo
los cristales rotos
y me cabreo cuando
el mundo
aguanta y sigue
entero.





La corriente se lleva
a los peces muertos
y a los que se han rendido.

Nademos juntos
o abandonemos.

True Blood: la serie

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La verdad es que me ha llevado bastante tiempo terminarme la quinta temporada de la serie True Blood por cuestiones de tiempo, pero me alegro de haber sacado los ratillos para irla viendo. Me habían hablado un poco bastante mal de esta temporada, y teniendo en cuenta que abandoné la saga de libros en el número 11 por falta de emoción en la trama; me temía lo peor.

Pero la verdad es que me ha sorprendido para bien. Los guionistas han sabido darle una vuelta de tuerca al argumento principal hasta el punto que los personajes han evolucionado de formas insospechadas. Ya nadie es "bueno" o "malo", ni nada se da por sentado. Con esta última temporada se han abierto las puertas del mundo mágico de par en par, y cualquier cosa es totalmente plausible y esperable en la temporada que empezará en junio. Esta sensación no suele gustarle a las audiencias complacientes, ya que éstas siempre esperan la estructura narrativa de siempre y el aburrido final feliz de colofón. Por mi parte, como buena amante de la decostrucción narrativa en post de la creación de personajes buenos y verosímiles, estoy encantada.

Y es que si pensamos fríamente en todo lo que ha pasado en estas dos últimas temporadas es una locura(SPOILER): manadas de hombres lobos que se disputan el territorio y se alían con los vampiros, hadas congregadas en bares de alterne con el propósito de procrear a costa de humanos borrachos, conspiraciones a nivel nacional para acabar con la supremacía de la raza humana. Muchos han acusado a los guiniostas de la HBO de fumar algo raro durante la creación de la trama, pero lo cierto es que creo que están haciendo un trabajo espectacular.

Han sido capaces de unir una suerte de elementos fantásticos de índole muy diferente, y crear una trama totalmente coherente y comprensible, y todo eso lo hacen gracias al perfil de los personajes y su evolución. Conforme la pequeña población de Bon Temps va siendo testigo de los distintos fenómenos paranormales, va reaccionando a ellos, y con el paso del tiempo podemos observar la asimilación de esos hechos y de esa nueva realidad. Esto no sólo ayuda al desarrollo de la trama, sino que proporciona nuevos hilos argumentales, ya que los vecinos se están adaptando a estos extraños acontecimientos, y están abriendo las puertas que este nuevo mundo les ofrece.

Desde mi punto de vista, la serie True Blood es una combinación muy acertada de varios géneros de fantasía que sabe combinar de una manera muy divertida, y ahí reside precisamente su genialidad: en su originalidad. Sin duda, un must para aquellos que sean, como yo, yonkis de la fantasía, y para los menos fantásticos, un buen espejo cóncavo en el que ver los grandes defectos de la raza humana.

Como todo no puede ser bueno, debo mencionar que aunque se salga totalmente de la realidad, cuando la metáfora está clara tira demasiado descaradamente a lo políticamente correcto: pero es que son americanos y no lo pueden evitar.

Si no la has visto nunca, puede ser un gran descubrimiento, y si la dejaste en la tercera o cuarta temporada por lo de "la ida de olla", quizá deberías reconsiderarlo y darle una segunda oportunidad. Yo, por mi parte, ¡sólo me queda esperar a que salga la sexta temporada en junio!

Sombras de invierno

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