La caída de Eva

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He tenido muchas dudas sobre el título de la segunda novela de La historia inconexa, pero hay muchas cosas que ya tengo muy claras, y es que esta historia estará lista para los lectores en junio de 2018.

Sinopsis

Esta es la historia de Eve: una chica cualquiera con una familia perfectamente aburrida. Eve no es una chica especial, pero igualmente se siente atrapada en los clichés que la definen sin que ella pueda hacer nada por contradecirlos. O eso cree ella. 

La realidad de Eve se distorsiona por completo cuando descubre que esos clichés que cree que mueven toda su existencia no existen. A medida que avanza la trama, el mundo de Eve toma un cariz completamente diferente y ella, liberada al fin de las limitaciones autoimpuestas de una sociedad que no conoce, aflora con su verdadero ser. 

Esta novela es el segundo asalto de La historia inconexa, que narra la destrucción de la sociedad enquistada por los secretos de los oscuros, y el comienzo de una nueva era para todas las especies que pueblan la Tierra. 

Extracto

Mi plan perfecto para este sábado por la noche era ponerme el pijama a las siete y sentarme frente a la tele con un bol de palomitas. En lugar de eso estoy frente a la casa de un vecino con un bol de macedonia en las manos.

¿Dónde están mis palomitas? No es justo.

Mamá me pide que sonría por enésima vez. Creo que si me muerdo la lengua en este momento me enveneno. Mi pijama es mucho más cómodo que el disfraz de muñequita que me ha regalado mamá, sin duda. En lugar de ir descalza, llevo tacones altos. Me arrepiento de ese rollo de querer ser adulta, ¡dejadme ser pequeña para siempre!

Oh, no, la casa de los Devito. Ir a una fiesta en casa de los Devito es un viaje en el tren de la bruja: ni sabes qué te vas a encontrar, ni cuánto va a durar. Papá y Toni Devito son amigos y compañeros de profesión -como casi todos los habitantes de la urbanización Indian Springs- y lo son desde hace muchísimos años. Normalmente una fiesta con ellos dos es una invitación a que nos aburran con mil trivialidades que han compartido. En la mayoría de ellas hay una pequeña y mocosa Eve de fondo, lo cual lo hace un poco más humillante.

Lo bueno es que también hay un pequeño Jason, una pequeña Laura… cualquiera menor de cincuenta lo considerará una tortura.

—¿Qué tal, Toni? Me alegro de verte.

Éste es otro que ni envejece ni engorda ni nada. Es básicamente una versión hispana de mi amado padre. Sólo que con más nariz, y con bigote. Otra novedad más en el emocionante Indian Springs.

Básicamente la casa está llena de la gente de siempre vestida un poco más elegantemente. El nieto de Sarah Williams está bastante bien, pero lleva un jersey que canta a regalo de mamá puesto. Lo cual lo hace inviable para cualquier tipo de relación romántica. Da grima.

La pequeña Helen es ahora la tetona Helen, lo cual cuenta como una novedad más. Jason debería dejar de mirarla tan descaradamente, al menos delante de su padre. Menos mal que es el párroco Harrison, si no le hubiera partido la boca ya. Oh, no, ahí viene Laura. 

La pequeña Devito es la única de toda la sala que pasa de la moda puritana. Pero nadie le dice nada por lo de su madre, supongo. Aquí en Indian Springs la gente es bastante tolerante con los huérfanos, creo. Aunque el padre sigue vivo… O será porque la madre de Laura murió en extrañas circunstancias, lo cual lo hace aún más duro. ¿Cuántos años hará de eso?

 —Hey, Laura, ¿cómo lo llevas?

¿Se ha puesto lentillas de colores?! ¿Pero qué color es ese… púrpura?

—Hola, Eve. De vuelta al aburrimiento estival, ¿eh? ¿Qué tal te fue en California?

Ahora que me fijo también lleva una tobillera de pinchos, y un tatuaje en el escote.

—Por California bien… ahí, estudiando.

La verdad es que ha sido uno de mis peores años académica y personalmente, pero como te importa un carajo sonrío y punto.

—¿Y tú qué tal?

El nieto de Sarah se ha quitado el jersey, quizá le dé una oportunidad después de todo…

—Muy mal. El curso que estoy haciendo es una mierda, pero mi padre quiere que lo termine. No veas cómo está el nieto de la Williams, ¿no?

—Sí… supongo.

Puede que después de todo no me lo pase tan mal esta noche. Papá y Devito ya han abierto la botella de whisky, mamá hace vida social con el resto de las mujeres. Todas parecen más jóvenes de lo que realmente son: con vestidos en tonos pastel, pocas joyas, la misma copa en la mano toda la noche. Parecen clones. Jason ha apoyado el codo sobre el piano mientras habla con Helen. Va por la tercera cerveza, calculo. Su padre está con el mío, tan tranquilo. ¿De verdad se creen ese rollo de que ha cambiado totalmente?

El nieto de Sarah Williams, ¿tendrá nombre? No hace más que hablar con esa idiota de Mary, ¿qué le estará contando? Cuanto más le miro más guapo me parece. Y eso que es como todos: alto, castaño, bien afeitado, musculoso… ¡Necesito pensar en otra cosa!

Estoy hasta el gorro de tomar zumo de frutas. Mataría por un chupito de tequila. Hablando de cosas fuertes…

—Hey, Jason, consígueme algo de alcohol, ¿quieres?

Helen no se ve por ninguna parte, no es que Jason quisiera hablar con su querida hermana.

—Sabes que mamá se dará cuenta, ¿verdad?

—¡Tú estás bebiendo cerveza!

—Pues bebe cerveza conmigo…

Vaya mierda de fiesta. ¿Cómo va a beber una ni ligar en la misma habitación que sus padres? Con lo bien que estaría yo con mis palomitas…

—¿Has visto a la freak de Laura? Cada día que pasa está más flipada.

Precisamente la flipada está asustando a la pobre y vieja señora Williams delante de nosotros.

—A mí me cae bien, es sincera.

¿Por qué me miran? ¿Vienen hacia aquí? Jason se ríe, el mamón. Claro, como su cita ya ha vuelto del baño…

Encerrona con la señora Williams. Genial.

—¡Oh, Eve, querida! Casi no te había conocido.

Laura me mira de una forma muy extraña, no sé si se estará conteniendo la risa.

—Es muy agradable saber que tenemos perfectas señoritas en esta zona que vuelven para levantar nuestra comunidad.

Parece que se va a volver a Laura para acusarla de ser la reencarnación del diablo o algo de eso, pero no. Laura le alcanza otra copa de champán.

—La señora Williams está sola en casa esta semana porque su hijo Thomas está de misión en Europa del Este. ¿Te lo puedes creer, Eve, una mujer sola en una casa tan enorme? Para limpiarlo y demás, tiene que ser un caos.

No sé a dónde va esto, pero mi hermano tenía razón sobre Laura: está flipada. La pobre mujer no deja de darle tragos a la copa, y su nieto mientras tan feliz con la flacucha de Mary Harrison.

—Sí, bueno, la cuestión es que necesito hacer limpieza en el desván urgentemente, y yo sola no  puedo. Laura se ha ofrecido amablemente a hacerlo, pero me temo que va a necesitar ayuda de una amiga. Por supuesto, os pagaría.

Sigo mirando a Laura desconcertada intentando entenderlo: Ella venga a sonreír, feliz.

—Sería un placer, señora Williams. Aunque no necesita pagarnos para hacerle un favor.

—Ooh… Eve, tú siempre tan atenta. Pero insisto.

Laura intenta decirme algo con la mirada, pero no soy telépata, ¿sabes? ¿Por qué leches me ha metido en este rollo con la vieja?

—Lo único que puedo ofreceros aparte del dinero, es la ayuda de mi nieto Thomas, si no os hace sentir incómodas trabajar con un chico al que acabáis de conocer.

No puedo evitarlo, estoy sonriendo. Y esta vez no es porque lo exija la situación. Por encima del hombro de la anciana puedo ver el prefecto pelo de Thomas, y sus fuerte pectorales, sobre los que la bruja de Mary apoya la mano.

—Estoy segura de que su nieto sabrá tratar con respeto a un par de damas, señora.

¡Sí, sí, sí! Somos unas guarras, pero nos vamos a encerrar en un desván con el nieto de la señora Harrison. Esta Laura parece que me haya leído el pensamiento.


De pronto parece que el ambiente se haya tensado un poco. Muchos han dejado de hablar. Tal vez sea el momento de escabullirme por el bar y buscar una botella de vodka. Pero, ¡oh!, la señora Williams me vuelve a enganchar. ¿A dónde miran todos? ¿La puerta, qué?

—Oh, son los Almond.

Creo que en otro contexto lo habría dicho en voz baja. El alcohol le ha subido un poco. Los peores vecinos del barrio, históricamente. Creí que no tenían hijos, hasta que me crucé esta mañana con el gran conversador.

—Procura no relacionarte demasiado con esa gente, Eve. Parecen amables, pero he oído que viven de asuntos turbios. Además —ahora mismo tengo las arrugas de esta señora más cerca de lo que necesitaré verlas en mi vida— la madre… es una borracha.

Al menos esta vez se ha molestado en decirlo en voz baja.  Pues no deben ser tan siniestros como dice cuando Laura no les ha prestado atención. Por cierto, que ¿dónde está? ¿Y Mary Harrison sola? Va a ser una lucha muy dura lo de ese desván y Thomas Williams. Laura parece bastante despiadada ahora con esos tatuajes y demás, pero no sabe lo que es una mosquita muerta desesperada. Y yo, la verdad, desde que me dejó Samuel hace ocho meses, estoy bastante desesperada.

Ya está, ya lo he dicho.

En fin, Eve, reserva fuerzas y busca alcohol. Es la única forma de aguantar aquí hasta el amanecer.

¡Comienza a leer!

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