Me gusta cuando callas

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Me gusta cuando callas
porque cierras la boca.
Me gusta porque 
no hace falta 
oírte
me sobra tanta
pantomima.
El aire se llena
y se vacía
de estupidez.

Sin ti aprecio
la calma del silencio.
Silencio tan profundo
que deja escuchar
el ritmo del mundo
y mis propias venas
hablan de armonía
llenas de paz.

Me gusta cuando
miro al espejo y
no estás.
Significa que tal vez hoy
sí, hoy puede ser. 

Desde la distancia

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Supongo que pasa siempre, que cuando más lejos está una de su casa, más se preocupa de las minucias que antes evitaba. Nunca me he sentido muy de mi tierra, la verdad, ni mi tierra parecía sentirse cómoda con mi presencia, por eso no me dio pena marcharme. Y no me arrepiento de nada, de hecho cada vez más pienso en cuánto seré capaz de alargar esta visita.

La verdad, no me veo volviendo (al menos al lugar exacto del que partí), y no sólo es que yo sea muy despegada: siento que España está repeliendo a mucha gente como yo. Siempre echas la cabeza atrás y piensas en la familia, pero en estos tiempos si no hablas con alguien es porque no te da la gana, y como ya se intuye yo nunca fui muy arrimada.

Aun así me duele, este sentimiento de que no me voy: me echan.

No hace falta que te den una patada en el culo para sentirte expulsado, basta con que te digan que no hay sitio. No hay sitio, no hay dinero, no hay trabajo (en unos meses tampoco habrá médico para mí)y entonces alguien te pregunta ¿tienes ganas de volver?, y yo le digo ¿volver a dónde? ¿Volver a qué? ¿Qué significa volver? Nunca estuve allí.

Y es una pena, porque aquí dices que estudiaste en Europa y todo suena muy cool, muy scholarly. Porque ninguno vio la sala penosa donde hacía los listenings, rellenando fotocopias maltrechas pagadas de mi bolsillo mientras escuchaba una cinta de casette mil veces regrabada con unos auriculares de cuero falso desvencijado. Ningún americano sabe que en Sevilla te pueden partir el cristal del coche por quitarte una radio que no funciona, o simplemente romperte un espejo porque sí. Los americanos piensan que el que no va a la universidad es porque no le da la gana, y que todo el que estudia tiene un buen puesto de trabajo. El mundo es de usar y tirar, y eso nunca tiene consecuencias. La comida orgánica es mejor porque es más cara.

España nunca ha pensado así. España nunca ha vivido por encima de sus posibilidades. Sólo los banqueros, sólo los políticos ambiciosos que no podían conformarse con sus manutenciones, sus coches oficiales y sus pagas vitalicias. Ningún español corriente hace viajes oficiales, ni comidas oficiales, ni se opera oficialmente. Los españoles sólo nos movemos cuando podemos, comemos lo que nos da con nuestro sueldo, y hacemos cola en el médico hasta que es casi imposible esperar más, y pagamos, pagamos, pagamos... todos los platos rotos del mundo. Y luego nos echan, porque no tenemos nada más que nos puedan robar.

Yo no me voy de España: España me echa. Y por mucho que me duela, voy hacer lo que haga falta por tener una vida mejor, por vivir como quiero, sin que me reprochen nada, sin que me recorten más.
Sin embargo, ahora que estoy lejos, me siento más española: más triste, más humillada, más cabreada. Porque es otra derrota más, porque de nuevo somos los mismos los que estamos marcados: los que no tenemos dinero para comprarnos una reputación nueva. Los nietos y los biznietos de los perseguidos, los eternos perdedores.

España necesita un cambio, y el pueblo tiene la respuesta. Vamos a jugar a que es posible, a que no tenemos miedo, a que podemos con ellos y los vamos a echar de verdad. Ahora que vamos despacio, hagamos rodar cabezas, y que de las faldas de los curas caigan los panes para los hambrientos, y que las propiedades banqueras sean el futuro del pueblo. Ahora que vamos despacio, vamos a ir más deprisa, y a contar en voz alta lo que siempre hemos callado. El pueblo ya no se cree las mentiras, ahora hay que contarle las verdades a los políticos.


The Walking Dead: cómic vs. serie de televisión

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Son muchas las personas que menosprecian el género zombi basándose en la creencia errónea de que es una temática repetitiva y vacua (creencia por otra parte demostrable si tomamos algunos trabajos de este género como ejemplo). Sin embargo, su último boom nos ha regalado a los aficionados algunas joyitas por las que merece la pena ser bombardeados con este comercialismo putrefacto (en todos los sentidos posibles). Un buen ejemplo es The walking dead, que nos llega en varios formatos: como cómic primero y como serie de televisión después. En este artículo voy a analizar ambas obras desde una perspectiva crítica para concluir que hay un claro ganador: aunque no te voy a decir aún cuál es.

    Creo que antes de llegar a ninguna conclusión es necesario centrarse antes en algunos aspectos clave: el desarrollo de los personajes, la construcción de la trama y la crítica social que pretende llevarse a cabo con dicha historia. Pasemos a ver estos aspectos en más detalle.

Los personajes

      Empezaré por los personajes porque considero que es un factor clave que determina la calidad total de la obra. Unos personajes coherentes y bien desarrollados pueden hacer que las acciones más inverosímiles parezcan lógicas e incluso necesarias, mientras que una caracterización deficiente puede hacer que la más común de las necesidades narrativas hagan rechinar los dientes a la audiencia más complaciente.
    Es por ello que la serie de televisión gana y mucho en cuanto a este aspecto, y es por eso que aunque me gane algunos enemigos con esta afirmación he de decirlo: la segunda temporada era necesaria. Porque con ella nos centramos en las personas, no en los personajes. Ese tiempo de encierro era necesario para que todos tuvieran tiempo de reflexionar en lo que había pasado, quiénes eran, quiénes no eran, y cómo iban a actuar de cara a la nueva situación. Con este periodo de reflexión los guionistas pudieron construir personajes redondos, con una evolución y unos motivos (más o menos justificados) para hacer las cosas que hacían.
    Tenemos muchos ejemplos de esto en la serie: Shane, a quien todos hemos amado, hemos odiado y temido incluso, a partes iguales según el momento de la trama; Rick, que sufre una peligrosa evolución provocada directamente por todas y cada una de las trabas a las que se tiene que enfrentar, y que supone una completa deformación del sueño americano. También tenemos a Carl, y somos testigos de su evolución de niño a hombre, en el que poco a poco intuimos ese componente sexual que se mezcla con la testosterona, y del cual Sofía es el claro detonante.  Sin duda, los ejemplos más significativos son los de El Gobernador y Lori: al primero le añaden una faceta misteriosa e interesante que destacará muchos más su verdadera naturaleza (que en el cómic es evidente desde la primera viñeta); mientras que Lori SPOILER pasará de ser antagonista absoluta a mártir tras su heroica despedida.

    En el cómic, en cambio, los personajes apenas evolucionan, y cuando lo hacen es sólo para peor (lo cual me lleva a destacar el extraordinario desarrollo del personaje de Daryl en la serie de televisión). Shane es malo malísimo, hasta extremos absurdos; Lori se autoflagela tanto que ella sola se encarga de hacer todos los juicios de valor posible sobre su conducta, y eso que su relación con Shane no es tan profunda; Carl es un niño siniestro más que un mero superviviente. El único que conserva la esencia que conocemos por la serie es Rick, aunque los motivos que le llevan a ese punto de su vida son menos claros.
    Donde más se evidencia la carencia de la carecterización en el cómic es en los secundarios: que son estereotipados, fríos, distantes... y sólo se utilizan para reforzar la postura de los principales. En la serie, en cambio, lon secundarios van construyendo subtramas que unifican la historia haciéndola más concisa y coherente.

Trama

    En la serie de televisión, se utilizan los principales escenarios y personajes del cómic, pero con una nueva versión de sus personalidades. De esta forma, la acción se sucede de manera más pausada, pero también más lógica, coherente e interrelacionada. Por ejemplo, SPOILER la conexión entre la cárcel y el Gobernador es mucho más creíble con la figura de Andrea como nexo de unión entre ambos. Por tanto, podríamos decir que el mejor desarrollo de los personajes secundarios tiene como consecuencia mayor profundidad y cohesión en los acontecimientos.
    Todas las acciones responden a una causa, de la que el espectador ha sido testigo con anterioridad, y las consecuencias de dichas acciones tienen una doble vertiente: una activa (que afecta a los personajes directamente) y otra regresiva (pues se vuelve hacia el mismo agente de dicha acción). De esta forma, en la primera temporada, vemos cómo los sentimientos encontrados por la vuelta de su mejor amigo cambian la forma de actuar de Shane, que a la vez despiertan un miedo en Lori, que presiona a Rick en respuesta a ello. Las nefastas consecuencias que todos conocemos, jamás tendrían tanto sentido si prescindiéramos de alguno de los eslabones de la larga cadena de acciones y reacciones.

    En la obra impresa, en cambio, la trama se centra en el lado atroz del ser humano. Ya desde el comienzo de la historia algunos son malvados declarados (SPOILER como Shane o el Gobernador) y los demás recurren a sus instintos más salvajes desde muy pronto (SPOILER Carl mata a un hombre antes siquiera de experimentar ningún sentimiento amoroso, es su primer acto como adulto).
    Esta perspectiva, además de ser muy extremista, es unidireccional. Sólo existe un único punto de vista, lo cual limita mucho la visión del lector, que a veces no simplemente se sorprende por las acciones, sino que no llega a comprenderlas del todo. Esto sucede porque muchas de las acciones en el cómic no tienen causas visibles (ni siquiera breves indicios) que avisen de que existe tal posibilidad. Es cierto que ésto puede llegar ser una ventaja, sobre todo para el lector aventurero, dado que absolutamente TODO es posible. Por mi parte, creo que es más admirable la trama que abre varias posibilidades ante los ojos del lector y al final opta o bien por la menos probable, o la más evidente (un lector de este tipo no espera que la historia sea predecible) o la que no se le había ocurrido a nadie. Sea cual sea la solución a cierta situación, cuando la historia es coherente la sensación de satisfacción es mayor, y las segundas lecturas son igual o más satisfactorias que la primera. Sin embargo, en una trama mal hilada que se centra en el shock de acciones injustificadas, una vez que has terminado de leer el cómic puedes tirarlo a la basura, pues jamás en la vida volverá a sorprenderte.

Crítica social

    Es evidente que tras este tipo de ficción (o cualquier otra) se esconde una dosis de realidad crítica que pretende hacernos reflexionar sobre nuestro sistema de valores. Una de las críticas más acusadas en The Walking Dead (más en el cómic que en la serie) es sobre las desigualdades sociales entre hombres y mujeres. Curiosamente, aunque en la serie no se aboga de ninguna forma por la desaparición de estos roles (apenas se señala tal diferencia), los personajes femeninos tienen una actitud mucho más reivindicativa, y hace más por la causa de la mujer, que todo el cómic (o al menos más que los 50 tomos que he leído).

En el cómic, los personajes femeninos suelen estar apegados a uno masculino casi por definición, y la ausencia de esta pareja presupone algún tipo de "tara" o "rareza". Esto se aplica también los personajes masculinos, lo cual, si lo miramos con un poquito de mala leche, puede ser un canto a la heterosexualidad al más puro estilo Crepúsculo (¿os he dicho ya que tengo un poco de mala leche?). Un ejemplo magnífico de esta clasificiación simplista es Carol, la madre de Sofía, que SPOILER al ser abandonada por su amante intenta primero quitarse la vida, y después montar un trío con Lori y con Rick. Toda esta locura, por supuesto, se da ante la negación de ser una madre soltera.

    Por otra parte, en la serie, encontramos una gran variedad de personajes femeninos: mujeres maltratadas (Carol), otras que son solitarias y autosuficiente (Andrea, en el cómic SPOILER no es más que la joven amante de Dale, obsesionada con formar una "familia normal"), se nos muestra la cara oculta de la maternidad (Lori), etc. Todos son personajes fuertes que dan una vuelta de tuerca a los roles tradicionales y exigen su propio espacio en esta sociedad nueva donde rige la ley del más fuerte.

    Si abrimos un poco el plano y nos centramos en algo más general, vemos que ambos productos, aunque basados en la misma idea original, muestran un enfoque distinto que lleva a una crítica diferente en cada caso. De manera general, podríamos decir que la serie demuestra cómo nos afectan las convenciones sociales. Éstas constriñen la verdadera esencia del individuo para conseguir una armonía social. Cuando la sociedad se deshace y la armonía se vuelve caos, las fuerzas constringentes desaparecen, y lo peor y lo mejor de cada persona sale a la luz, llevado al extremo dado que no hay fuerza externa que lo regule. Esta serie no es más que un ejemplo de gente que intenta "reconstruirse" en un contexto en el que no quedan baremos sociales por los que medirse.
    En el caso del cómic, el hombre es un ser sin valores desde el principio. De hecho, es su naturaleza ambigua (que indudablemente tiende al caos) la que provoca el desastre que acaba con la sociedad y arrastra al mundo entero a este escenario decadente donde se hacen realidad los pensamientos más oscuros de cada individuo: es la humanidad dando voluntariamente el paso al frente que la lleva a las deshumanización (¿o debería decir "sobrehumanización"?).

    La principal diferencia entre las dos versiones de los mismos hechos radica en esta premisa incial: mientras que en la serie el ser humano, enfrentado a una situación extrema, cambia lentamente en otro tipo de animal social; en el cómic es su naturaleza malvada la que rompe el equilibrio, por lo que se deduce que el ser humano era perverso desde el comienzo. Se podría justificar esta diferencia como distintas dosis de pesimismo en torno a la propia naturaleza humana, y hasta qué punto afecta a su entorno, o se deja afectar por él.

¿Y tú de qué parte estás? ¿Piensas que somos la causa del mal, o somos malos porque nos pasan cosas malas?