Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte II: Perfecto final

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Aquí tenéis esta entradita llena de SPOILERS...

Después de tantos años inmersa en universo Harry Potter, casi que me daba miedo ir a ver la última película. No tenía miedo a que la peli no cumpliera mis expectativas (nunca lo hacen al 100%, para eso tendrían que entrar en mi cabeza antes de rodarla), sino por la pena de que este largo ciclo se cerrara.

Ya me pasó con los libros. Me compré el último libro la misma semana que salió en Inglaterra (unos dos meses antes de que saliera en España), y lo devoré con ansias hasta llegar a las últimas cincuenta páginas. Estuve como tres o cuatro días sin leer, pensando en cómo me sentiría cuando se cerrase el círiculo. Por supuesto, cuando lo terminé me cabreé con JK Rowling por haber escrito su propia historia de magos sin tener en cuento lo que yo quería que pasase.

Lo sé, estoy loca.

La cuestión es que con la película no tenía ningún tipo de expectativas, y me encantó. Con la guerra abierta entre magos, el universo mágico de Harry Potter adquiere una fuerza tremenda y la magia realmente se palpa en el ambiente. Él público ya sabe de qué va la historia, por lo que no pasamos por explicaciones inncesarias, sólo un par de flashbacks rápidos para refrescar la memoria (se agradece).

Llena de acción y de tristes desenlaces, la película se hace mucho más corta que su primera parte, aunque sigue sin suplir esa carencia de la falta de atención que se pone al personaje de Voldemort. Éste sigue siendo representado como el malo malísimo al que nunca nadie ha querido. Hablando de cosas que no me gustaron, hay una técnica un poco repetitiva que para mi gusto el director usa demasiado. Consiste en soltar comentarios ingeniosos o gestos cómicos en los momentos más oscuros para destensar el clima y que el espectador pueda descansar un poco de tanta desgracia.

En un par de ocasiones esa técnica me hizo reír, pero la verdad es que en mitad de una batalla mágica hay comentarios tipo "a mi hija no, arpía" que los que se puede prescindir. Me parece una salida de tono un poco brusca que se cargó de la manera más cutre un momento tan importante como SPOILER la muerte de Bellatrix Lestrange. Creo que una mala de ese calibre se merecía un final un poco más digno.

Por otra parte, me gusta que se hayan ceñido tanto al libro en todo lo importante, aunque hay escenas que leídas tienen un efecto y vistas en pantalla tiene otro muy distinto (normalmente soporífero) ya que el ritmo de la narración es incomparablemente más lento en el primer caso. Por eso no hay que venerar en vida a los autores de los libros en los que se basan las películas, y por eso creo que no termina de funcionar SPOILER la escena del reencuentro entre Harry y Dumbledore en King Cross.

Por lo general, me ha gustado, y mucho. Me ha encantado ver esa batalla (porque hay BATALLA, no como en SPOILER el final de la saga Crepúsculo) , y creo que era una responsabilidad enorme la de cerrar la saga, y el director lo ha hecho muy dignamente.

LO MEJOR de los mejores, SPOILER esa revelación final de Snape. Rowling es una experta en honrar a los héroes anónimos, como el pobre Dobby o el desafortunado Neville Longbottom, y esa es en parte una de las mayores razones por las que me gustaron tanto los libros. Sin duda, SPOILER el paseo por los recuerdos de Snape ha sido mi parte favorita de la película.

Oscura, madura, mágica y a la vez humana, es un final perfecto para una suga que ha marcado un antes y un después en muchas vidas (aunque parezca exagerado) y en el mundo de la literatura (aunque le jode a muchos).

Si no la habéis visto, ¡hacedlo ya! Yo estoy deseando volver a verla...

Reflexión rescatada de un trabajo de filosofía

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La cuestión que nos plantea este texto de Ortega es si realmente albergamos nuestro propio punto de vista o nos rendimos a una verdad universalemente aceptada.

El perspectivismo del que Ortega nos habla no ha llegado a desarrollarse en esta sociedad, donde la mayor parte de la población se corresponde con el hombre-masa. Éste abunda en un entorno donde las antiguas creencias religiosas, sostén de nuestras vidas, se han sustituido por las nuevas tecnologías, el progreso, el consumo y dogmatismo de la ciencia, nuestros "nuevos dioses". Lo que en ocasiones consideramos nuestras ideas se reduce a asimilaciones no fundamentadas de principios impuestos. Esto las convierte en simples creencias y lo que nace siendo una idea de una minoría innovadora acaba perdiendo valor entre la masa, que la sigue, sin comprender su causa.

La expresión "desde mi punto de vista..." se nos presenta actualmente como una muletilla sin valor. Lejos de responder a la propia reflexión interna sobre el hecho en cuestión, se nos antoja como un recurso inigualable para resguardarnos de posibles refutaciones. En este sentido se podría ver cierto relativismo en nuestro desenvolvimiento en el mundo, pues en cada momento tomamos razones de distintas perspectivas según nos conviene, a menudo dejándonos llevar por un espíritu utilitarista. De cuealquier forma, este relativismo es relativo, pues se mantiene limitado por una serie de creencias sobre las que nosotros, hombres-masa, nos movemos cómodamente fingiendo innovación. Todos creemos dar justificaciones originales pero, puesto que las vías de las que lo tomamos están limitadas, nos encontramos con que todos decimos lo mismo. Somos relativistas en el sentido de que vamos cambiando de opinión según nuestros intereses, sin que ésta esté siempre ne la misma línea, por lo que hacemos carecer de valor a todas. Sin embargo, no lo somos en tanto que, inconscientemente, nos rendimos a la verdad universal.

Una de las concepciones universales es la mecanicista del mundo de Descartes, vinculado a nuestro sentido utilitarista, que a su vez tendría cierta relación con el relativismo y su desvirtuación de toda perspectiva. Los avances tecnológicos y en el campo de la bioquímica (manipulación genética, etc) nos conducen a velocidades vertiginosas hacia un mundo cada vez más globalizado, donde el individuo aspira a confundirse, refugiado en una pérdida de valores sin precedentes.

Para concluir, en un mundo donde el hombre nace totalmente predestinado a unas acciones que seguro realizará (estudiar, casarse, trabajar...), es difícil que pueda descubrirse a sí mismo y probar otras posibilidades para su realización personal. Es decir, que el hombre -animal fantástico- pierde entre la masa, su genialidad.



Este trabajo fue escrito en 2004 conjuntamente con una amiga, Inma, a la que por cierto sigo adorando. Me sorprendió encontrarlo entre mis papeles el otro día, y darme cuenta de que no he cambiado mi forma de pensar desde entonces. La nota positiva es que parece que el mundo esté cambiando, aunque lento, y el hombre-masa está despertando del letargo.