Consejo para el mal de amores

on | |
Por fin me he puesto a actualizar, pero como no he tenido tiempo de escribir nada decente en estos meses, he tirado de trabajos viejos. Ya no me parecen tan buenos como cuando los escribí, pero mejor eso que dejar de tener las pocas visitas que tenía. La cosa es que con tanto buscar relatos he encontrado algo alucinante, y es otro de esos extractos de diario antiguo que te dejan con las patas colgando.

Lo tenía escondido en una carpeta recóndita con el nombre de archivo "ejercicio sobre william blake", para evitar que ningún curioso lo abriera (que ahora pienso, ¿quién iba a abrirlo?). Bueno, me ha hecho gracia que hoy me parece una chorrada como una casa, pero en su día era el centro del universo, y una cosa súper seria.

Resumo la historia: novio del instituto por el que ya no sientes nada te confiesa haberte puesto los cuernos y tú te sientes mal y culpable porque ahora que tienes una excusa para dejarle (al fin) te da pena. Para colmo te está empezando a gustar otra persona y y tienes miedo a todos los sentimientos en general.

Pongo esto aquí por varias razones: una, como muestra de cómo cosas que son un mundo en un momento de tu vida te pueden importar un pepino otras veces (hasta el punto de subirlo a internet para que lo lea quien quiera). Segundo: por si hay alguien en la misma situación, que vea que se sale de todo y es verdad que luego te llegas a reír de tus problemas.

18.11.2008
Acabo de hacer la mayor tontería de este mes. O quizá he tomado la decisión adecuada que salvará mi maltrecha relación con mi novio (NOTA: ni puta idea de a qué me refería con esta frase --> quizá discutí con mi ex o no le devolví un "te quiero", vete a saber). O quizás no marca ninguna diferencia, porque tras una decisión de ese tipo hace falta detrás un puño firme que escriba la sentencia para siempre,
sellándola con algo menos efímero que las palabras (DRAMA QUEEN). Creí  que había tomado la decisión correcta y que eso terminaría con mi mala racha de corazón roto y mente dividida, pero está visto que estoy condenada a morir de incertidumbre, o de pena.
Tal vez necesite un consejero, o un psiquiatra, o una pistola. Si pudiera me arrancaría el corazón para no volver a sentir nada jamás en mi vida, o quizás le arrancaría los ojos a los demás para que no pudieran ver lo confundida que estoy. O simplemente me sentaba frente al ordenador con la esperanza de distraer mi mente de mis instintos y de mi dolor. Lo único que tengo claro es que soy patética (I AGREE).
 
19.11.08
Todo sigue igual de distinto hoy en mi cabeza, aunque de vez en cuando atisbo ciertos latigazos de elocuencia en mi desbaratada mente. Aún así sigo fría como el hielo por fuera, mientras por dentro una tormenta caliente azota mis pobres huesos. Hoy he dejado el gimnasio, una asignatura y la esperanza de que éste sea otro año productivo en mi carrera. Tal vez debería pasar de los hombres, pero no puedo pasar de él. Él es parte de mí, aunque mi mente fría se empeña en pasar página, mi corazón y mi cuerpo siguen atados a viejas costumbres. (NOTA: eso era mentira). Miento. Mi cuerpo ya no siente nada. Nada que debiera sentir. Me siento mal por sentirme bien, y no siento nada cuando debería estar emocionada, ¿Qué coño significa esto? ¿Me convierte en una mala persona?
Prefiero no pensar más e irme a la cama. Si pudiera estar en blanco al menos unas horas. Mañana es la gran prueba de fuego, y siento que ya la he perdido.
Si él no me hubiera fallado, o no me hubiera dicho que me había fallado, yo estaría sintiendo lo de siempre:un amor incondicional, místico y casi divino. Ya imaginaba nuestra casa y nuestra vida juntos, nuestro hijos, nuestra vejez. Hoy sólo de pensar en tener que mirarle a los ojos me tiemblan las piernas. No quiero hacerle daño, ni que se sienta culpable, sólo quiero recuperar lo que teníamos. Pero no puedo porque sus problemas absorbieron todo mi romanticismo. No es culpa suya, solo que siempre tuvo  mala suerte. Es una persona maravillosa (MENTIRA: me puteó durante meses), y le quiero. Pero ya ninguna mariposa vuela sobre mi estómago al mirarle, sólo me pincha el recuerdo en el corazón. Es culpa mía, por no saber olvidar, por haberle idealizado: SÓLO ES UN HOMBRE. Sigo sin poder mirarle como tal, me siento como quien comete blasfemia o herejía (DEBERÍA DARME UNA COLLEJA A MÍ MISMA POR ESTA FRASE).
Esta pagana se va a la cama esperando que se le aparezca dios. Pero ya no es nada natural. De pronto accede a todo lo que le pido, le mueven los remordimientos y el miedo a perderme. Jamás antes me había planteado dejarle. En cinco años, JAMÁS. Para mí las cosas en el amor están claras desde el principio hasta el final, y esto ya no lo veo. Sin embargo, sigo escudriñando en la niebla: quiero darle otra oportunidad. Pero mi mente piensa que no es posible, ¿quién ganará?
 
15.12.08
No sé qué es peor: la incertidumbre, o la certeza de que no eres capaz de hacer lo que sabes que debes hacer. Mejor una indecisa que una cobarde.
Y mientras tanto, tu vida pasa, y ni siquiera participas en ella. Sueñas con lo que fue una vez, y que temes que ya nunca más será, y con lo que tal vez nunca sea, pero no consigues despertar.
Sabes que cuando abras los ojos te vas a encontrar con el dolor de tener que amputarte medio corazón con tus propias manos, y que si esperas más tendrás que arrancártelo entero. No has terminado de lamerte las heridas de haber dañado a tu propia familia, y ya buscas otro sitio donde marcarte con fuego ardiendo, como añorando el dolor.
Si al menos pudiera mirarle a los ojos y decírselo, no me daría tanto asco a mí misma...
 
3.02.09
Vivir no es tan sencillo como nacer, a pesar de lo ruidoso y doloroso de lo último. En realidad es tan sencillo como respirar: uno lo hace naturalmente, aunque no quiera, y no hay forma incorrecta de hacerlo. Sin embargo, vivir cuando creces es más difícil. Nada está inventado, pero hay una forma preestablecida para todo, incluso para amar. El amor eterno (el de verdad) no existe. Eso  ya lo he aprendido (y de qué manera). Lo que para cualquier otra persona puede ser algo obvio y sencillo, a mí me está costando horrores asumirlo. Y ahora que sé que uno de los pilares básicos de mi existencia no es válido: ¿qué hago? ¿Con qué me lleno? ¿Qué fin absoluto moverá mi mundo? Supongo que ahora toca empaparse del “uno mismo”, la “integridad”, el luchar por tus “sueños”, y esas cosas. Pero esas palabras están vacías para mí. Si ni siquiera sé quién soy, cómo voy a quererme o luchar por mí. Debería conocerme y apreciarme, y en lugar de eso me vendo barato a cualquiera que pueda prometer fingir que el amor verdadero existe. El mismo cuento de siempre en mi puta vida, soy adicta al dolor.
Al menos ya puedo llorar, lo cual es bueno. Estoy viva, ¿no? Lo malo es tener memoria para recordar todo lo que he hecho, sigo sintiéndome atada aunque soy libre. La libertad tampoco existe. ¿Qué coño me queda? Amor, libertad, belleza y paz. La belleza es efímera, y la he perdido antes de ganarla (MENTIRA: estoy requetebuena); la paz... es absurdo hablar de paz en mundo que se muere. Lo único que puedo decir es “eh, al menos no llevas la vida insulsa de la ama de casa conformista que no piensa”, ojalá la tuviera. Me encantaría que no me diera pánico el compromiso, que mis sentimientos no vivieran por sí mismos, ni tener tantas ansias de conocer todo aquello que queda más allá (MENTIRA: si fuera ama de casa acabaría saliendo en los sucesos del telediario y mi vecina diría "era muy buena chica, siempre saludaba"). Ojalá pudiera dibujar una línea en el suelo, en un lugar y con ciertas personas dentro y decir “esto es lo que querré siempre”. Pero la palabra “siempre” se me antoja ahora el concepto más absurdo del planeta, el más sobrevalorado y el más ausente en mi existencia. ¿Cuántos “siempres” he matado con mi verborrea? En algún planeta de alguna dimensión paralela soy una asesina en serie de sueños y promesas. ¿cuántos traumas y frustraciones llevan mi nombre en mente ajena? ¿Y por qué me preocupa? ¿Acaso hay alguien llorando porque yo lloro pensando en cosas que otros me han hecho?
¿Quién coño soy? ¿Qué coño quiero? ¿Por qué coño me vendo tan barato? Y ¿por qué cojones me gusta tanto decir palabrotas? Tal vez quiera demostrar que no soy una niñata insegura sin oficio ni beneficio que se pierde en el mar de sus sensaciones (ya no te cuento en el mundo real).
 
19.02.09
Es agradable levantarse un mañana y de pronto descubrir, ¡coño!, que estás al otro lado del espejo. Ya pasada la borrachera de tristeza y aún arrastrando un poco la resaca del desengaño te das cuenta de que tampoco has cambiado tanto. Todos te miran y dicen cosas como “es que has madurado”, y sin embargo me siento más joven. Tampoco me creo ya esa frase que dice que crecer es traicionarse a uno mismo, más bien creo que es al contrario. Si le doy un golpe a alguien lo asumo y punto, con la misma dignidad que recibo los golpes de otros, pero no dejo de ser yo. A todos nos gustaría ser los perfectos hijos y amigos con los que soñábamos en convertirnos, pero no queremos dejar de sentir: pues ambas cosas no son compatibles.
Ahora entiendo por qué soy tan adicta al dolor, y es porque el dolor me hace sentir viva. Hasta cuando alguna otra sensación (normalmente considerada como buena) me llenaba mucho sentía dolor por ello, y eso a su vez me producía placer. Dios, me estoy volviendo una sádica (NOTA: quería decir masoquista, y lo soy: soy adicta a los tatuajes). Lo que más hecho de menos de mi “otro” yo es el amor, porque ya no sé qué nombre ponerle a las sensaciones que me recorren constantemente. Tendré que inventarles uno.
Y aquí estoy, de nuevo sobre la tierra. ¿Qué coño hace la gente mundana para rellenar sus vidas? Ojalá conociera a alguien normal para preguntárselo. 
 
02.03.09
Hay días que te levantas y sientes que el mundo está en tu contra, aunque en realidad es más bien al contrario. Todo te molesta, nada es perfecto, nada te satisface y todo cuanto deseas es que se pare esa racha de mala suerte y alguna cosa brillante suceda (no tiene por qué ser excepcional) para no morirte de rabia ese día eterno. Otros días te levantas que ni fu ni fa, y poco a poco te deslizas en una hilera de acontecimientos grises (imperceptibles cualquier otro día) que te llevan a ese estado de odio contra el mundo. Pero no es el mundo lo que odias, ni a tu vecino el que está de obras, ni a tu compañera de piso la que se desmaquilla con la toalla que a ti te gustaría usar después de ella alguna vez, ni a la del súper que te mete la comida en la bolsa como a nadie le importa. Te odias a ti misma, porque no puedes ser quien quieres: no puedes creer en el amor de pronto, ni puedes hacer que el amor crea en ti.
 
08.03.09
Es increíble que la gente pueda sentirse mal por sentirse bien, o que se sienta una insensible por sentir. Ya no lo siento. Ni siquiera me da pena, y cada vez me siento menos culpable. Hace siglos que me deshice de su influencia sobre mí. ¿Debo odiarme por eso? Me hago creer a mí misma que le estoy respetando, pero no es cierto. Aprovecharía media oportunidad de serle infiel a su memoria sin pensar: no me importan las consecuencias (NOTA: esto de sentirse culpable porque crees que tras una relación larga debes guardar un tiempo de "luto" no es más que una creencia machista que hoy aún se estila en pueblos pequeños como en el que me crié).
Me da igual que no esté preparada para involucrarme tanto con nadie, me da igual que el amor no exista, me da igual que luego duela el doble de lo que me gustó. No me da miedo el fracaso. Me da miedo dejar de sentir: me da miedo que me empiecen a dar miedo cosas que  siempre he hecho impunemente. Siempre me gustó sufrir, soy la prueba viviente de aprender a palos. Quiero darme este palo, me muero por matarme a golpes. Pero no soy la única golpeada con cada mirada, cada roce, cada abrazo... son tres vidas golpeadas a la vez, y sólo me importa la mía.
Estoy lista para recibir el golpe, y me dolerá más la ausencia de éste que cualquier otra cosa en el mundo. Ya me da igual que el amor no exista, quiero rendirle culto al dolor: única prueba de que la vida es real.


PARA TERMINAR: Decir que sigo sin creer en la polladas esas de fueron felices y comieron perdices hasta que vomitaron arcoíris, pero de ese "palo" salió una relación adulta bastante decente que continúa a día de hoy.

0 comentarios:

Publicar un comentario