127 horas: retiro mi insulto a James Franco
Antes de acudir a mi cita con Natalie Portman, decidí a atreverme por fin a ver 127 horas. No me atrevía demasiado a verla porque una amiga mía soltó un detalle sin querer del argumento con el que no me sentía muy cómoda. Caulquiera que haya leído sobre la película, o sobre la historia real en la que está basada, conocerá ese detalle. Yo soy aficionada a la sangre, pero el hecho de saber que eso realmente le había pasado a alguien me ponía los vellos de punta.
Aún así, la vi. Y la verdad, lo pasé fatal. Es una película angustiosa, porque realmente te identificas con el personaje y te sientes como si fuera tu brazo el que está atrapado. Durante toda la peli no hacía más que pensar en qué habría hecho yo. Probablemente yo habría muerto.No, seguro que habría muerto. De hecho, si un día se desatara un apocalipsis zombie estoy segura de que yo moriría en el minuto uno. Como esas chicas monas e ingenuas que mueren en la primera escena de las pelis para que sepas de qué va.
Resuemiendo que me desvío del tema: magnífica película; fotografía cuidada; el ritmo de la acción es muy regular, y no se precipita en ningún momento; y espectacular trabajo de interpretación de James Franco. Puede que me aburriera de lo lindo escuchándole en la ceremonia de los Óscar, pero la verdad es que esa nominación a mejor actor está más que merecida.
Lo mejor: el momento clave de la historia, porque primero lo pasas fatal y crees que te desmayarás si no lo hace él. Pero después, cuando ves cómo supera una prueba tan dura, te ves a ti mismo suspirando alividada, feliz simplemente de que haya pasado.
Lo peor: increiblemente, no tengo nada que escribir en esta parte.
Si te gustó te gustará: Into the wild, otra historia con moraleja bastante filosófica y con el motivo del hombre que busca su propio camino.
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