He descubierto esta serie justo cuando pensaba que ya nunca encontraría una serie con la que conectara de verdad. Las películas, las series, la música, e incluso la publicidad y los servicios... no sé por qué me encuentro como al margen de todos los públicos objetivos que se le ocurren a los guionistas y publicistas. Estaba ya a punto de renunciar a que una serie me dijera algo de verdad, sobre mí, cuando me crucé con esta serie.
Desde entonces, estoy obsesionada con ella.
La trama
En un futuro muy cercano y que podría ser un presente alternativo, el gobierno de USA es desmantelado y sustituido por un comité de guerra tras una serie de ataques terroristas que ponen en pie al sector armado del gobierno.
Tras un periodo extenso de ley marcial, poco a poco se instaura un nuevo gobierno que no tiene nada que ver con la democracia que había antes de los ataques. Un grupo ultrareligioso y muy poderoso toma el control de la nación, y desmantela a toda la sociedad para hacer una división física entre los ciudadanos de primera y los de segunda. Ni que decir tiene que los de segunda son aquellos que se salen de sus preceptos anacrónicos, y los de primera son los corderos del odio que siguen a pie juntillas todas sus reglas estúpidas.
Por supuesto, todo esto tiene un interés por detrás: la fertilidad ha decaído a nivel mundial de manera escalofriante, y este nuevo poder se hace con el control del bien más preciado del mundo en este momento: las mujeres fértiles. De pronto, el género que siempre hace de secundario en la toma de decisiones es vital para la supervivencia, pero los hombres que están en la cúpula del poder no están dispuestos a ceder ni un milímetro en la toma de decisiones.
De esta forma, sin comerlo ni beberlo, June se despierta un día y es una fugitiva en su propio país. Viviendo con un hombre divorciado y siendo madre de una de las pocas niñas que han nacido en los últimos años, tiene que huir de su propia casa en el maletero de su coche. Sin embargo, a medio camino es asaltada por las nuevas fuerzas del orden y llevada a una nueva ciudad donde es instruida como "handmaid": será una criada.
Rodeada de un ambiente opresivo donde los derechos humanos y las libertades individuales son un chiste, June será violada una vez al mes por un esposo, sujetada a la cama por su propia esposa y en un ambiente que pretende ser sacro, hasta que quede embarazada. Si ese momento llega, el niño será arrancado de sus brazos y entregado a la mujer del comandante. June entonces tendrá que marchar a otro hogar, donde el círculo comenzará de nuevo.
Todo esto pasa siendo aprobado por una sociedad que tiene demasiado miedo para ver el horror de las acciones que se comenten en el nombre de la supervivencia.
Análisis
Como ya he comentado, a mí esta serie me ha llegado al alma porque creo que retrata muy bien a la mujer de hoy en día. Aunque la historia es totalmente ficticia, sí son reales las microagresiones que se relatan en los flashbacks, cuando June piensa en los años anteriores al estado de excepción. De la misma forma, son reales las creencias que alimentan los horribles actos que se comenten en el nombre del Señor en esta serie.
Y es que en esta historia se nos recuerda la inconsistente e hipócrita celebración de la mujer.
La celebramos el día del matrimonio, el día de la novia; el día en el que te debes sentir como una princesa. Al fin y al cabo, estás cumpliendo tu cometido social, y este tipo de reconocimiento es lo más cerca que vas a estar jamás del éxito: ese sentimiento es el que quiere la sociedad a que aspiremos.
La celebramos el día del matrimonio, el día de la novia; el día en el que te debes sentir como una princesa. Al fin y al cabo, estás cumpliendo tu cometido social, y este tipo de reconocimiento es lo más cerca que vas a estar jamás del éxito: ese sentimiento es el que quiere la sociedad a que aspiremos.
La celebramos en embarazo y en el parto. Porque ser madre es el regalo más maravilloso que tú jamás le harás al mundo, pero quieren que piensen que es al revés. Tienes que sentirte afortunada de poder ejercer un derecho biológico y natural. Eres importante, un templo, mientras en tu vientre se geste una nueva vida. Una vez dejas de ser una incubadora, vuelves a tu posición social y moral secundaria.
La celebramos cuando lucha contra viento y marea, sin cansancio, contra un sistema puesto por nosotros mismos para hacernos la vida difícil. Nos obligan a hacer malabares con el trabajo y la familia mientras nos lanzan cuchillos cargados de anuncios de cremas antiarrugas y recetas para perder peso; y cuando nos quejamos, nos aplauden. Nos aplauden por nuestro maravilloso espíritu de supervivencia y nuestra imposibilidad de exigir ningún cambio real, no nos engañemos. Es su forma de darnos las gracias por el espectáculo. Nunca nos darán nada más.
Porque la mujer no puede simplemente vivir, como vive cualquier hombre; centrada en sí misma y en averiguar qué es lo que quiere en la vida, y lo demás ya vendrá. Las mujeres tenemos un compromiso biológico ineludible que la sociedad (conformada de hombres y mujeres, como bien nos muestra la serie) usa como excusa para recluirnos, y obligarnos a hacer el papel que nadie más quiere cumplir.
No nos engañemos: el machismo no se trata de lo que las mujeres puedan o no hacer, si no de lo que los hombres se niegan a hacer; los poderes que se niegan a compartir, la libertad que no nos quieren dar.
June es una mujer de corazón libre que está físicamente atrapada en un hilo moral cuya consistencia es asfixiante. Como mujer, me he sentido así muchas veces en mi vida sin haber sido violada o separada de mis hijos. Creo que eso demuestra que esta serie, aunque sea de ficción, toca temas reales.
Lo mejor
Es una serie que retrata a la mujer más allá de los clichés y las expectativas sociales, sin filtros ni politiqueo. Por eso creo que habla directamente a las mujeres de hoy en día, y las hace reflexionar sobre su posición en la sociedad actual.
Lo peor
Que tengo que esperar una semana para ver el siguiente capítulo.
En resumen
Es una serie que habla a las mujeres de verdad, y que nos hace reflexionar sobre la posición que tenemos, lo que nos queda por conquistar y, sobre todo, lo que tenemos que perder si no reivindicamos nuestra posición social. Lo más escalofriante de esta historia es que perfectamente podría pasar mañana: de hecho, ya ha pasado miles de veces.
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