Después de la experiencia en Photoquivir, y sobre todo después de conocer el trabajo de Rebeca Saray a través del evento, me ha vuelto el amor a la fotografía. Y sobre todo al retoque, bueno, a la creación.
Lo más importante es que tengo más fe en mí misma y en mis capacidades, y que la gente que me acompaña me apoya mucho y aprecia mi trabajo, si bien está lejos de la perfección.
Estas semanas iré colgando lo que haga, al tiempo que me pongo al día con la historia de vampiros, que pronto llegará a su fin (y comenzará la edición y relectura de las dos primeras partes de la saga de los okoras).
Mil gracias a mis fieles modelos: mis primas Carmen y Belén, y a Nieves, que ya es parte de la familia, que aunque no sale en estas fotos seguro que la conocéis de otras anteriores. La semana que viene siguen las fotos, las historias, en fin, el verano y el tiempo para mí, que son los mayores tesoros.
¡Sed felices!
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