Growing up

on | |
No sé dónde escuché eso de que crecer es traicionarse a uno mismo, y me reí. Ahora me doy cuenta de que en esa frase hay más verdad de la que pensé en un principio, aunque no por ello voy a rendirme.

Porque queramos o no, prosperar en cualquier sentido en la sociedad en la que vivimos es pasar por el aro; de una forma u otra. Empezará de una forma sutil, casi ni nos daremos cuenta. Un día tu madre te mirará y de dirá que ya eres mayorcita para hacer como que no te enteras de qué va la moda, y que si quieres tener un trabajo tienes que ir a la entrevista "vestida adecuadamente". Luego alguien se casará, y todos insistirán en que tienes que llamar a un peluquera para que se ocupe de tu pelo y subirte a unas agujas dolorosas para pasártelo bien. Más tarde tu prima, quizá tu hermana o un amigo, tendrá un niño, y todos te mirarán esperando ver cómo se te saltan las lágrimas empujadas por un creciente y repentino instinto maternal.

Pero eso sólo es la parte externa, eso es lo de menos. Igual que quieren que acepten que una mujer que acaba de salir de una relación larga debe guardar unos meses "de luto" antes de volver a salir con alguien (aunque su ex fuera un auténtico gilipollas), pretenden que esa misma mujer vea al banco tragarse sus ahorros en comisiones por unos servicios que nunca pidió. Pretenden que se quede quieta mientras se cometen injusticias contra los más desfavorecidos. Quieren que vuelva la vista mientras se cargan el futuro de esos hijos que ella piensa que nunca va a tener. Quieren que siga sonriendo con una "al mal tiempo, buena cara" mientra ve arder todo se futuro, y su presente comienza a perder sentido.

Crecer es traicionarse a uno mismo, pero se supone que se obtiene algo a cambio. ¿Qué nos dan a nosotros?, ¿los que nos tapamos los tatuajes para ir a una entrevista de trabajo malpagado que no nos van a dar porque no nos conoce ni Cristo? ¿Los que hacemos cola en el paro para que la nos atiende no sepa para qué sirve nuestra carrera? ¿Los que nos damos de hostias con nuestros compañeros por una beca, un billete de ida a otro país, y la promesa de que allí todo será mejor?

Tengo que decirlo, aunque nunca diga nada distinto: estoy desilusionada. Sé que no tengo motivos para quejarme, porque otros hay peor que yo; pero qué quieres que te diga, eso no me quita las ganitas de acostarme. Sé que soy buena, y que puedo llegar a donde quiera. Lo que me mata es la espera, la espera al momento oportuno para coger el tren adecuado y no equivocarme. Ya han pasado unos cuantos trenes, pero no eran los míos. No son suficientemente buenos. Mi pregunta es...

¿Pasará otro después de éste?

Es difícil no traicionarse a uno mismo, y lo puedo pagar caro. Pero jamás podría vivir sabiendo que no lo intenté.

0 comentarios:

Publicar un comentario