El principio del fin del no mundo

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¿Alguna vez os habéis levantado con ganas de comeros el mundo? ¿Os habéis mirado al espejo antes de mear y os habéis dado cuenta de que os la pela todo? ¿Habéis sentido una música dentro de vosotros, como una banda sonora interna que te dice que todo va bien?

¿Alguna vez, después de esas emociones, ha llegado el mundo y os plantado cara? ¿Nunca os ha sentado de culo en el suelo del planeta Tierra un profesor? ¿O acaso nunca os han sacudido todos los pájaros de la cabeza un buen amigo de un bofetón?

Entonces, sabemos de lo hablo, ¿no?

Hoy, señoras y señores, se ha derrumbado el mundo bajo mis pies (otra vez). Para empezar, he estado en mi curso de Profesor de Español como L2 por el prestigioso Instituto Cervantes, en el que como no soy profesora pues ni pincho ni corto. Siempre hay alguien con más experiencia, y alumnos más entusiastas. Lo cual me hace invisible.

En serio, soy Mrs Cellophane versión 2.0.

Para empezar, hemos hecho un juego super divertido que consiste en ponerse en círculos y saludarse gradualmente: con la cabeza la primera vez que te cruzas con alguien, con la voz la siguiente vez, luego dando la mano... hasta llegar a un eufórico abrazo. Allí estaba yo, la gran maestra de las relaciones sociales, intentando ser vista entre una masa de gente amabilísima. No me he saludado con nadie.

Encima pensaréis que soy una antipática.

Luego, por si a mi estado de ánimo le pasaba inadvertido aquel incidente, hemos hecho otro juego para conocer y memorizar el nombre de nuestros compañeros, ¿y adina con qué nombre no se quedaba ni Cristo? Al menos ahí he destacado un poco, aunque fuera "la anónima".

Finalmente, y aunque yo he pasado de estos dos episodios, hemos tenido que poner una palabra en un papel, y hemos guardado los papeles en una bolsa. Luego cada persona ha cogido un papel, y nos teníamos que agrupar según los que pusiera en nuestra hoja.

De 35 personas, me he tocado a mí misma. Mientras todos se agrupaban felices a mi alrededor, yo miraba como una gilipollas un papel escrito por mi propia mano en el que ponía "miau!". Es estúpido, que es tal y como me he sentido. ¿Qué posibilidades había de que me tocase mi propio escrito? Mientras todos se divertían en el feliz mundo de "presentación y conocimiento", yo me queda en La Ciudad sin Gente escuchando un silencioso maullido.

En realidad, esos ejercicios han sido lo mejor del día. Pero contar lo malo es revivirlo, y paso.

No intentéis buscarle sentido a este escrito, porque no es más que el diario de una estudiante acomodada aburrida. Las reflecxiones para otro día.

2 comentarios:

Rukia dijo...

Hay días en los que por más que una lo intente, si las cosas no quieren salir bien, no salen. Ánimo con el día de hoy, y recuerda que tenemos pendiente unas cervecitas =)

Puli dijo...

Claro!! Tengo tanto ataques de "corta-venismo" que ya me cuesta incluso tomarme en serio a mí misma jajaja Cervecitas!! Esa es laa mejor solución, y si es con una amiga, mejor!

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