Sueños y frustración

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Sé que tengo este blog muy abandonado, pero ya deberíais saber que a menudo me falla el ánimo. Y creo que no me falla sin razón.

Estos meses en la Universidad de Ohio he sido capaz de tomar una nueva perspectiva del mundo en el que vivimos, sobre todo casi he logrado entender por qué nunca seré del todo feliz.

Sé que es muy tremendista decir eso, pero ya sabéis lo que me gusta el drama. La verdad, mi principal problema es que me gusta que las cosas tengan coherencia. Intento practicarlo siempre que puedo. Aunque el ser humano tenga contradicciones dentro de él, creo que es necesario que al menos cuando use la razón, sus actos sean consecuentes unos con otros.

Pero en este mundo nadie es consecuente, porque para eso hay que tener valor. No me importa que me odiéis por decir esto: este mundo está lleno de cobardes.

Porque es muy fácil medir los actos de los demás, pero no lo es tanto mirarse en el espejo y ser crítico.

Es fácil juzgar qué es lo correcto, pero no es tan fácil hacerlo.

Podemos decir que nos gusta que la mujer se libere de los estigmas sociales, pero no nos gusta verle pelos en las piernas. Nos molesta que esté satisfecha cuando no le "toca".

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