La posesión de Emma Evans

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Un clásico de terror desde una perspectiva moderna.

Hace casi un mes que escribí esta entrada. Tenía que haberla puesto antes, pero simplemente la perdí entre las mil chorradas de mi agenda. Para los interesados en esta peli que aún no la hayan visto, ahí va...

Una de mis costumbres favoritas que he recuperado este mes es la de "peliculita después de comer", y ayer por la tarde le tocó a la posesión de Emma Evans.

Lo cierto es queno tenía ganas de ver otra peli oscura, con escenarios típicos y muchos gritos y vómitos, pero no tenía otra a mano. Tengo que decirlo: me daba pereza verla. Ya había tenido unos sueños muy extraños la noche anterios después de haber visto Los ojos de Julia. Lo cierto es que ese otro título deja bastante que desar, pero com había tormenta y bastantes cortes de luz la atmósfera en mi casa se enrareció un poco (eso y que vivo en un cortijo antiguo perdido de la mano de dios). En fin, que no tenía ganas de tener el corazón en un puño.

Por suerte para mí, esta peli es mucho más que eso. Para empezar, el papel protagonista no tiene nada que ver con la mojigata de Emily Rose, por poner un ejemplo. Es una adolescente, con todo lo que eso conlleva, frsutrada, como todas, y unos padres demasiado estrictos que hacen saltar todos sus resortes a la primera de cambio. Es interesante ver cómo van cambiando todas las relaciones familiares a medida que la cinta avanza, y se van generando problemas y desconfianzas que bien podrían darse en cualquier familia (si bien por motivos muy diferentes, es decir, hay que pasar por alto el asuntillo del demonio para ver esta interpretación).

Otro personaje que ha evolucionado es el del predicador. Nada que ver con ese hombre de fe experimentado y firme en sus convicciones que se podía apreciar en otras versiones. Aquí el joven sacerdote (que parece un "cura buenorro" al principio) tiene sus más y sus menos con sus superiores y, como todos en esta vida, también tiene secretillos.

el tema central del film no es el demonio y sus representaciones, éste último no es sino una excusa para desatar las tensas relaciones familiares entre algunos miembros de la familia, tocando los puntos débiles necesarios para hacerlos estallar. Y eso es precisamente lo que más me ha gustado: la forma de manifestarse el diablo.

No necesitamos crucifijos llameantes (aunque no nos libraremos de ese tópico), ni vómitos verdes entre las sábanas rosadas de una preciosa habitación de hija 10. Tenemmos una adolescente furiosa con la fuerza del diablo.
La naturalidad con la que se suceden los hechos fantásticos hace que destaque más su esencia sobrenatural, a la vez que lo mete en un contexto con el que el espectador su puede identificar. A ninguno nos asusta que a nuestra buenísima hija católica de repente le de grima el gigantesco crucifijo que corona su cama, pero sí nos puede asustar que una niña conflictiva ponga esa cara de sádica cuando le damos un cuchillo para que corte las zanahorias para la cena.

Por último, destacar el tema crucial que juegan los silencios en la trama. rodada al estilo documental, da gusto no tener musiquilla lastimera avisando de que algo va mal. Gracias a la maravillosa interpretación de la actriz protagonista no es necesario tanto artificio.

en resumen, una cinta moderna, sencilla, de trama original, y si bien no exenta de tópicos, al menos los han reducido lo suficiente como para que se puedan digerir. ¡A echar la tarde!

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