Oda a la sangre

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Dice la tele que es
maravilloso ser mujer:
tacones de aguja,
nueva máquina de coser,
tampones que absorven
y te hacen sentir como
una stripper en su
día libre.

No frotes más.
ponte corsé.
Construye la casa
de tus sueños
con bayeta súper-absorvente
y sé la envidia.
Ve a trabajar y
vuelve a tiempo 
de tener la cocina
limpia, muy limpia.
Ten la boda de tus sueños,
pero cásate
contigo misma.

Sonríe, sé feliz.
Y sobre todo
oculta la sangre
ignora el dolor.

La sangre es nuestro emblema
pero pocas tenemos
el mal gusto de sacar
el tema en la conversación.

La sangre es la maldición
que vuelve con la luna.
Licántropas intocables
de las que nadie habla.

La sangre trae dolor,
y ya desde la infancia
te acostumbras
a las patadas de
la vida y a que te digan
"ssssh", no digas
nada.

Y hoy siento que la sangre
palpita por ser escuchada
porque no quiero chillar
sólo en un parto:
¡estoy cansada!

No sólo nos une la sangre,
nos unen las ganas.

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